LABORES DE ASEDIO

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         Al día siguiente del combate , el centurión Lucio Cornelio se palpa el bulto que tiene en su cabeza . Ahí , donde el galeno le había cortado el pelo .
        Suspiro . Si no hubiera sido por la Diosa Cibeles y por el casco , ahora sería un cadáver . Tan cadavér como los que estaban siendo pasto de los cuervos .
         Porque esa era otra . Por dos veces los compañeros de otra cohorte habían intentado recuperar a los legionarios caídos en la lucha . Por dos veces habían sido recibidos con flechas y proyectiles de honda .
         Leyó los nombres de las bajas escritas en una tablilla de barro , que le había entregado su optio Marco Agripa . Desde el inicio de la revuelta y hasta ese día , su centuria había perdido a veinte legionarios . Unos muertos y otros heridos .
          Y con la mayor parte de la Galia en llamas , dudaba mucho que les llegasen legionarios para suplir las bajas de las provincias de Hispania , o de la Galia trans alpina romanizada o de la península italica .
        
         - Y estás son las órdenes del día del prefecto Máximo - le dice Agripa , entregando otra tablilla .

         - Se acabó el descanso . Tenemos que seguir con las obras de asedio - dice Lucio una vez leída la orden del día , y le pregunta - Se han tomado medidas en caso de que los galos vuelvan a salir ?

        - Si señor . Grupos de jinetes germanos patrullan día y noche por fuera de nuestra empalizada , y de las murallas de la ciudad - responde el optio .

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        Al día siguiente , los legionarios  aceleraron aún más los trabajos de asedio .  cavando fosos , dando forma a los terraplenes , colocando troncos , elevando torres . 
          Hasta ese momento , Wulfila había visto con ojos sorprendidos , a los legionarios al terminar la marcha ,  edificaban un campamento enorme . Y al día siguiente , antes de reiniciar esa marcha al siguiente lugar al que los dirigía su general , desmontar ese mismo campamento .
          Pero ahora veía asombrado , que se hacían fosos y se levantaban muros de tierra para rodear un gran poblado celta .
           Para no agotar a los caballos , los germanos desmontaron , e iban a pie al lado de sus monturas . De vez en cuando su caballo agachaba la cabeza y arrancaba de un mordisco la yerba , para comerla .
          Sus compañeros comentaban estos trabajos con una nueva palabra desconocida , que habían aprendido de los romanos . Asedio .

         - Y en qué consiste eso del asedio ? - pregunta Wulfila .

         - En impedir que puedan salir de la ciudad para obtener comida . Los romanos quieren que los galos sufran tanta hambre , que al final se rindan - explica Ulfric .

        - No me parece una forma valiente de hacer la guerra - comenta Wulfila .

         - Ya has visto lo que ocurrió cuando lucharon en campo abierto con los romanos . Los galos tienen miedo de su forma de lucha - le dice Genserico .

          - Y por qué no asaltan la ciudad ? Eso sí sería honorable - dice Wulfila .

         - Julio Cesar quiere ganar la guerra  . No quiere arriesgarse a un asalto donde pierda a  muchos de sus  guerreros , y Vercingetorix lance un contraataque - explica Genserico , y comenta - Estos romanos no luchan cómo nosotros . Cuando van a la guerra , no lo hacen para obtener  gloria y botín . Quieren tierras . Las tierras de quienes conquistan .

        - Y qué pasará con los celtas que viven aquí ? - pregunta Wulfila .

         - Vivirán también aquí . Pero sus jefes serán romanos , y les obligarán a pagar  tributos a Roma , bajo la amenaza de usar la fuerza . Dinero , joyas , animales..... Esto me lo dijo uno de los  decuriones anoche , mientras bebía - le responde Genserico .
        
         Tal respuesta sorprende aún más a Wulfila . En las guerras que hacían los batavos y otras tribus germanas entre si o contra los celtas , la idea era tener una buena batalla en la que mostrar valor ante los demás, saquear graneros , robar ganado , conseguir armas , y esclavos . De los que algunos serían sacrificados a los dioses .
        Nunca había pensado en ir a las tierras de sus vecinos , y apoderarse de ellas por la fuerza .
        

EL SITIO DE ALESIA - Escrito por Jesús Quintela Navazo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora