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Empezó a reír por mi cara de horror.

-Era broma, Yuno. Ni loco me metería en el camino de Dallas. —sonrió Erick.

Doy gracias a la pinta de malote de Dallas.

-Me habías asustado. —intenté reír, pero estaba muy confundida.

-Bueno, ¿me ayudas con ese Inglés?

~Dos semanas después~

Cerré la puerta de un portazo.

Emma que estaba haciendo los deberes, me dijo:

-La próxima vez, en silencio y con menos humos.

-Lo siento.

Y me fui a la ducha. Este sábado a la mierda todos. Me voy a la fiesta de Samuel si o si.

Me duché, me sequé el pelo, me cepillé los dientes, me puse un vestido rosa y tacones negros y salí de la habitación.

Emma salió corriendo detrás de mi.

-¡Oye! —gritó.

Me giro y la veo poniéndose un tacón.

-Voy contigo. —añadió.

No pregunté nada, solo asentí y empece a recordar lo que paso hace dos semanas.

-¿Sabías que en dos semanas hay fiesta? —me dijo Erick haciendo sus ejercicios de verbos irregulares.
-¿Ah si? —pregunté— ah, y no te dejes esa ficha sobre la escritura libre.

Buscó la ficha.

-Gracias por ayudarme con el inglés, Yu. Y si, habrá fiesta, Dallas me lo tradució con Doodle traductor.
-Pues me alegro. —respondí.

Después de unos minutos escribiendo, me dijo:

-¿Querrías ir conmigo?
-Lo siento, quería ir con Sa... Mierda. No tengo con quien ir.
-¿Con Samuel? —preguntó— el irá con Ket.
-Querrás decir Cat. Catrin.
-No, Ket. Ket Chips. La pelirroja de nuestra clase de matemáticas.

Puta zanahoria.

-Oh... Bueno. No me importa. Igual, puede que ni siquiera vaya. —respondí.

-¿¡ME ESTAS ESCUCHANDO O NO!? —chilló Emm.

De repente estamos frente a la casa de Samuel.

-Perdona. Es que después de "romper" con Dallas, me falta algo.

Nos reímos.

Emma me paró.

-Oye —empezó a decir—  sé que te gusta Samuel, pero no se por que no estás con el. Se que a él tu también le gustas.

-El no me dijo eso... —reprimí las ganas de llorar.

Nos sentamos en un columpio cada una.

-Cuéntamelo, Yu.

Le conté que cuando iba a declararme, el me dijo que no me quería.

-Vaya... Yo... Lo siento —me dijo.

Sonreí y tiré de ella para entrar a esa casa del demonio.

Sorprendentemente hoy había mucha mas gente que la otra vez.  Pero en seguida vi a Samuel. Estaba sentado en una esquina, en un sillón aparentemente caro de color blanco observando su fiesta.

A su lado había un par de chicas hablando por lo vagini mirándolo. Ugh, me ponen enfermas.

Emma y yo nos miramos, miramos alrededor y fuimos a la barra.

-¿Que tomarán estas bellezas? —dijo el barman.

-Yo una... Cola. —dije.

-Lo que quieras, echame de todo en la copa. —respondió Emma.

Ella miraba un punto fijo en la habitación de al lado, que por supuesto no era otro que Dallas.

-Oye, si aun lo quieres, ve a por el.

-¡Sí! Gracias.


Se fué corriendo dejándome sola.


-¿Y tu amiga? —preguntó el barman.

-Oh, se fue. Lo siento, yo me tomaré su copa.


Me da la copa. Es... de color naranja y azul. Tengo miedo.

La mezclo con CocaCola y me la bebo de un trago.

Aunque la Coca Cola haya neutralizado muchísimo la bebida, quemaba muchísimo.

En seguida me sentí mareada, confundida, débil.

Me fijé en Samuel que también estaba mirándome y fui acercándome a el sin que mi cerebro interrumpiera, ahora mis piernas iban solas.


-H-hola. Quería hablaro contigo. —le dije.

-Si... Adelante.

-Vamos al jardín.


Nos hicimos paso entre las personas y abrimos la puerta corrediza que daba al jardin.


Le miré y parecía muy sobrio, al menos mucho más que yo.


-Mira, —empecé— cuando me dijiste que ya no me querías yo... Buff, estaba destrozada. Justo ese día yo iba a decirte que me gustabas, ¿entiendes? —resoplé— Y me sigues gustando, joder. Solo... Quería que lo supieras.


 Silencio.


-Yuno, lo siento. Yo... —rió nervioso— te sigo queriendo.


 Khé.


-Dije eso para conservar mi dignidad. —siguió— pensé que no me querías y... y Dallas me dijo que tu le dijiste que...


 Lo callé con un beso, a la mierda lo que digan los demás.


Lo importante es lo que sentimos.

«Yuno»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora