© Veinticuatro

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Mike se sentó en el rincón que Lourdes le había preparado, rodeado de una oscuridad que parecía envolverlo por completo. Su corazón latía con una intensidad que parecía que iba a explotar en cualquier momento. La ansiedad y el miedo se habían apoderado de él, y no podía evitar sentir una profunda tristeza.

Extrañaba mucho a sus papás. La pregunta que siempre se hacía era: ¿Por qué no se fue con ellos? ¿Por qué se quedó atrás? La culpa y el arrepentimiento lo consumían, y no podía evitar sentir que había cometido un error terrible.

Lourdes había sido lo suficientemente comprensiva como para darle un espacio para estar solo. Sabía que Mike no necesitaba ser interrumpido en ese momento, y que necesitaba tiempo para procesar sus emociones. Así que lo dejó solo, rodeado de la oscuridad y sus pensamientos.

— Mike necesita una familia, un lugar seguro.

Max y Jake estaban de acuerdo con Lourdes en que Mike debería tener una hermosa infancia, llena de risas y momentos felices. Pero la realidad era que Mike había sido obligado a crecer demasiado rápido, enfrentando situaciones que ningún niño debería tener que enfrentar.

¿Dónde había ido ese niño que irradiaba luz en el grupo? Recordaban cómo Mike solía hacerlos reír con sus movimientos exagerados y sus expresiones de miedo. Como cuando quiso usar un arma para defenderse, y su cara de terror los hizo reír a todos.

Pero todo cambió cuando conoció a Bloom. La presencia de Bloom había traído una nueva dinámica al grupo, y Mike había comenzado a cambiar. Ya no era el mismo niño alegre y juguetón que solía ser. Ahora estaba más serio y más callado, como si estuviera cargando con un peso que no debería tener que soportar.

Mira al cielo nocturno. — Mamá...papá ¿ Vendrán por mi si les ruido así ?

Las lágrimas brotaron de sus ojos como un torrente incontrolable. Mike ya no podía soportar la idea de que su vida había cambiado para siempre. Quería despertar de lo que parecía ser una pesadilla interminable. Quería regresar a su hogar, a la seguridad y el calor de su familia.

Recordaba las mañanas en que su madre le preparaba su desayuno favorito, con una sonrisa y un beso en la frente. Y las tardes en que su padre lo llevaba a pescar, enseñándole los secretos del río y la paciencia que se necesitaba para esperar a que los peces mordieran el anzuelo.

La nostalgia y la tristeza lo invadieron, y Mike se sintió abrumado por la pérdida de su vida anterior. Quería volver a ser el niño feliz y despreocupado que era antes, pero sabía que eso ya no era posible.

— Mike~

Max se acercó a Mike con una expresión de compasión y ternura en su rostro. Se sentó a su lado y le habló en un tono suave y reconfortante.

— Hey, Mike. Lo siento mucho, amigo. Sé que esto es muy difícil para ti. Pero quiero que sepas que estás a salvo ahora. Estás con nosotros, y nosotros te protegeremos. No estás solo, Mike.

Max le puso una mano en el hombro, tratando de ofrecerle consuelo y apoyo.

— ¿Quieres hablar sobre lo que te está pasando? A veces hablar puede ayudar a sentirse mejor.

Mike se limpió las lágrimas de sus ojos con la manga de su camisa, tratando de recomponerse. Miró a Max con ojos enrojecidos y tristes, pero con una pequeña sonrisa en sus labios.

— Mis papás me han enseñado muchas cosas, ser fuerte no. Siento que estoy siendo demasiada carga para ustedes.

Max niega. — No eres una carga, eres un niño. Travieso, revoltoso y a veces haces que pierda el control pero ¿ Sabes algo ? Personalmente para mí tú me has enseñado muchas cosas ~

Mike mostró un brillo de ilusión en sus ojos cuando escuchó las palabras de Max. Su rostro se iluminó con una sonrisa débil, pero genuina, y su mirada se llenó de gratitud. Por un momento, pareció que la tristeza y la soledad que lo habían estado consumiendo se habían alejado un poco, reemplazadas por una sensación de esperanza y conexión.

Mike asintió con la cabeza, como si estuviera absorbiendo las palabras de Max y haciéndolas suyas. Su sonrisa se hizo un poco más amplia, y su mirada se llenó de una luz que parecía haber estado ausente durante mucho tiempo.

— Gracias por hablar conmigo ~

Sonríe acariciando su cabello. — Gracias a ti por ser tu mismo. Solo te pido que no ocultes ninguna emoción¿ Ok ? Si estás feliz ríe,cuando estés enojado quejate todo lo que quieras, incluso si necesitas llorar con fuerza hazlo.

Jake se les une. — Las emociones son parte del ser humano. A veces expresarlas es necesario.

Lourdes sonrió al ver la escena de los tres chicos. Mike, Max y Jake habían formado un vínculo especial, y era hermoso ver cómo se apoyaban y se cuidaban mutuamente. Lourdes se sintió conmovida por la escena, y su corazón se llenó de esperanza y optimismo.

Ella sabía que los chicos no lo sabían aún, pero estaba segura de que si se mantenían unidos y se protegían mutuamente, pronto serían una gran familia. Una familia que se había formado en medio de la adversidad, pero que había encontrado la fuerza y la resiliencia en su vínculo mutuo.

Lourdes se sintió afortunada de ser testigo de la formación de esta familia, y se comprometió a hacer todo lo posible para protegerlos y apoyarlos en su camino hacia un futuro más brillante.

— Bueno, es hora de irnos. — Max.

Mike y Lourdes cruzaron miradas, y ambos sonrieron. En ese momento, pareció que hubiera una conexión especial entre ellos, una conexión que iba más allá de la simple amistad.

Lourdes recordó cómo Mike había sido en el pasado, un niño travieso y lleno de energía que siempre parecía encontrar la forma de meterse en problemas. Pero ahora, después de todo lo que habían pasado juntos, Lourdes lo veía de una manera diferente. Lo veía como un niño valiente y resiliente que había enfrentado la adversidad con coraje y determinación.

Y en ese momento, Lourdes se dio cuenta de que lo quería más que a nadie. Lo quería como si fuera su propio hijo, y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para protegerlo y cuidarlo. La sonrisa de Mike se reflejó en la de Lourdes, y por un momento, pareció que todo iba a estar bien.

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