No hubo nada.

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Mis ojos se abrieron, mi mandíbula se aflojó, el bombeo de mi corazón se volvió anormal. Wanda Luthor estaba de pie frente a mí. Las lágrimas corrían por su rostro mientras estudiaba mi cuerpo frágil y demacrado con el más mínimo gesto, antes de volver a mirarme a los ojos.

-Natasha. - Esa voz... la voz que me persiguió durante meses, la voz que escuché en mis sueños, La voz a la cual le gritaba que regresara.

Abrí la boca pero no salió nada. Era inútil.

-No sé qué decir. - admitió, con la voz quebrada. Mis lágrimas finalmente cayeron al darme cuenta de que estaba realmente aquí conmigo y que no era un sueño.

No podía pensar en nada más así que agarré el DVD de debajo de su mano, lo escaneé, agarré el dinero que había dejado en el mostrador, puse la película en una bolsa y la coloque sobre el mostrador antes de desaparecer en el interior de la habitación de empleados.

Me quedé allí por cerca de media hora, apoyada contra la puerta hasta que oí la campana de la puerta señalando que se había ido. Me golpeé a mí misma por haber hecho eso, pero ¿qué otra cosa podía hacer? No podía hablar con ella y, yo no iba a estar allí toda la noche sólo mirándola.

Suspiré y caminé de vuelta sólo para ver a un cliente enojado esperando en el mostrador con una pila de DVDs.

-Lo siento. - murmuré. Mire hacia la puerta para ver si el sonido de la campana era otro cliente que entraba. Exploré la habitación y la vi a un lado del mostrador, mirándome directamente. Gemí internamente y pronto ya me estaba yendo a la habitación de empleados pero antes de que pudiera desaparecer...

-Natasha. - Sólo eso bastó para matarme por dentro y enviar simultáneamente escalofríos por todo mi cuerpo. Me volví hacia ella y se acercó al mostrador de nuevo. - ¿Cuándo acabas tu turno? - Preguntó.

Miré el reloj en la pared y eran las 9:15.

-09:30- Le respondí de mala gana. Ella sonrió ante el sonido de mi voz y entonces la vi mirar al reloj.

-¿Puedo llevarte a tomar un café? - Preguntó, jugando con sus dedos nerviosamente.

-Yo... no lo sé. - le contesté. Inmediatamente su sonrisa desapareció.

-Oh sólo pensé que podríamos hablar...

-¿Hablar? - Le pregunté. La ira que había mantenido dentro de mi desde hace tantos meses, finalmente estaba saliendo.

-Claro que vamos a hablar.

Ella hizo una mueca ante mi tono.

-Vamos a hablar de cómo me dejaste sin decirme dónde estabas. Vamos a hablar de cómo me enviaste un texto y luego bloqueaste tu número. Vamos a hablar de cómo diablos tu casa se puso en venta tres días después de que desapareciste del puto planeta. Adelante ¡Habla!

-Me arrestaron, Nat. - Suspiró.

-Así que ¿bloqueaste tu número antes de decirme que ibas a prisión? Allí permiten hacer llamadas Wanda. Podrías haberme llamado y por lo menos hacerme saber que estabas bien. Maldita sea... ¡yo podría haberte visitado! - Yo hervía de rabia, incapaz de controlarme.

-Natasha...

-¿Sabes tú en el estado en que yo estaba? Yo estaba putamente deprimida. Mi padre tuvo que poner malditas pastillas para dormir en mis bebidas porque no podía cerrar los ojos por un maldito segundo porque todo lo que veía y en lo que pensaba era en ti. Mi peso se desplomó. Me iban a ingresar a un puto hospital mental Wanda, porque yo ya no podía pensar con claridad. ¡Todo esto se habría evitado con una puta llamada telefónica tuya! - Grité. Mi corazón latía con fuerza.

-¿Crees que fue fácil para mí? - Wanda replicó - Me arrestaron por enamorarme y trabajé en mi sentencia, pero luego no pude encontrar a nadie que estuviera dispuesto a pagar por mi salida, así que tuve que quedarme más tiempo. Salí hace una semana Natasha. Yo no te llamé porque no podía soportar la idea de que tú esperaras por mí, cuando ni siquiera sabía cuánto tiempo iba a estar encerrada. Yo no estaba pasándola mucho mejor que tu Nat. ¡Todo este tiempo me la pasé encerrada viviendo dentro de una jaula de mierda!

Me burlé y miré hacia atrás al reloj, ya faltaban pocos minutos para el final de mi turno así que recogí mi bolsa y esperé a la persona del relevo mientras Wanda seguía mirándome directamente.

-Detente. - Me espetó.

-¿Qué?

-Mírame.

-Ya no puedo hacerlo.

Me volví hacia ella, a punto de discutir una vez más, pero sonó el timbre y era mi colega. Me despedí de él y me fui.

Wanda me siguió.

Empecé a caminar hacia mi casa y Wanda caminaba a mi lado. Me estaba enfureciendo con cada paso que daba.

-¿Qué quieres? - Le pregunté totalmente enojada.

-Quiero hablar. ¿Dónde está tu coche?

-Camino a casa.

-Eso es peligroso bebé...

-No me llames así.

-¡Está bien ya es suficiente! - Me agarró del brazo, haciéndome sentir flujos de electricidad a través de cada una de mis venas, nervios, huesos. Me estremecí ante su toque y yo la odiaba por hacerme sentir de esta manera. - ¡Deja de culparme!

Estaba a punto de hablar, pero ella me interrumpió.

-Trabaje duro, día y noche por ti Natasha. Todo lo que pensaba era en volver a casa y empezar de nuevo donde lo dejamos y eso es lo que me llevó a través de él.

-¡Ja! - Grité, casi locamente. - Ya basta Wanda, tanto luchaste por mi que ni una puta llamada, ni un puta señal de humo que me dijera que estabas bien. Tu tenias la "esperanza" de salir y empezar de nuevo en cambio yo ¿qué tenía? Yo moría de puta depresión por la maldita incertidumbre de no saber siquiera que estabas bien. ¿Qué pasaría si volvías y yo estaba con alguien más? ¿Se iría a la mierda tu lucha?...

En algún punto de mi locura, de sentirme perdida en el mundo preferí creer que estabas muerta y por eso no te comunicaste conmigo. Así que sí, si Wanda tu tienes la culpa, puede que no tengas la culpa de que hayan descubierto lo nuestro, pero es tu culpa que haya acabado el día en que no supe más de ti. Adiós Wanda. - comencé a caminar

-¡Lo he perdido todo Natasha! - Gritó llorando. Me detuve, pero no me di vuelta. -¡Mis padres me odian!, mi casa y mi coche fueron vendidos, no tengo trabajo, mi maldito perro desapareció y probablemente esté en las calles, no tengo a nadie. Si tú me dejas... ¡no me queda nada por vivir! - . Su voz se quebró, derrotada.

Suspiré y me di la vuelta. Estaba con la cabeza agachada y en completa sumisión. Caminé de regreso, deteniéndome a unos metros delante de ella.

-¿Dónde estás viviendo? - Le pregunté en voz baja. Yo estaba enojada, pero ella era simplemente ella.

-En un motel. - respondió. - Voy a estar en la calle en unos pocos días. Mi dinero se acaba. - Estaba completamente humillada admitiendo esto. Eso solo logró que se formara un gran nudo en mi corazón.

Nos quedamos en silencio hasta que oí su aspiración y su aliento tembloroso.

-Mi padre no está particularmente encariñado contigo. - admití haciendo que ella negara de vergüenza. - Pero supongo que tendrá que lidiar con esto.

Ella levantó la cabeza para mirarme a los ojos, que brillaban a la luz de la luna y yo no podía evitar pensar que se veía hermosa y no había cambiado nada.

-Vamos. - Le tendí la mano y la tomó después de una ligera vacilación.

Su mano todavía encajaba perfectamente en la mía pero opté por no entrelazar nuestros dedos, eso era demasiado íntimo. Cerré los ojos en cuanto la electricidad atacó mi cuerpo de nuevo, pero yo tiré de ella a lo largo del camino a casa.

Estaba enojada con ella... pero yo nunca podría dejarla.

Lamentablemente no todos tienen un final feliz…

Lujuria Oculta; ScarletWidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora