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El pasillo estaba vacío, salvo por mí y mi maraña de pensamientos. Caminé unos pasos antes de detenerme, apoyándome contra la pared con un suspiro pesado. Me pasé las manos por el rostro con frustración, intentando quitarme de la cabeza la imagen de Logan y Odeliah, juntos, demasiado juntos.
¿Qué demonios me estaba pasando? Ella no era mía. Nunca lo había sido, y, siendo honestos, probablemente nunca lo sería. Lo sabía desde el principio, pero eso no hacía que doliera menos.
Me dejé caer contra la pared, cerrando los ojos con fuerza. ¿Había malinterpretado todo? Cada roce casual, cada sonrisa burlona, cada noche en la que compartimos un espacio que parecía únicamente nuestro... ¿habían sido producto de mi imaginación?
No podía ser. Odeliah no era de las que se abrían tan fácilmente con las personas. Lo sabía porque la había observado, más de lo que quería admitir. Hasta con Fred, alguien que conocía desde hace años, mantenía una barrera. Logan era otra historia, pero incluso él no había tenido esa conexión con ella... o al menos eso creía.
Y ahora, esa escena... esa maldita escena. Logan siempre había sido obvio con sus sentimientos hacia ella, y yo lo había ignorado porque, de alguna manera, había empezado a creer que ella me elegía a mí, aunque nunca lo dijera en voz alta.
Pero hoy... hoy no parecía que me hubiera elegido.
Me mordí el interior de la mejilla, luchando contra la sensación de traición que me invadía. No debería sentirme así. Ella no me debía nada. Lo que habíamos compartido era complicado, confuso, pero nunca hubo palabras, nunca hubo promesas. Sin embargo, no podía ignorar el nudo en mi pecho, la amarga sensación de que algo que creía especial se estaba desmoronando frente a mis ojos.
¿Por qué me afectaba tanto? Tal vez porque yo sabía de los sentimientos de Logan desde hacía mucho tiempo. Porque él no lo ocultaba, mientras que yo me escondía tras una fachada de indiferencia. Quizás porque, en el fondo, temía que ella pudiera corresponderle, que sus sonrisas fueran más sinceras con él que conmigo.
Abrí los ojos y miré el techo del pasillo, intentando calmarme. ¿Cómo le explicaba esto a Odeliah? No podía decirle que me sentía traicionado, porque técnicamente, no tenía derecho a sentirme así. Ella no era mía, y sin embargo, la idea de que pudiera ser de alguien más, de Logan especialmente, me consumía.
No quería verla, no ahora. Si lo hacía, no sabía qué podría decir o hacer. Pero al mismo tiempo, sabía que evitarla no solucionaría nada.
Tomé aire profundamente y dejé escapar un gruñido de frustración. Esa maldita pelirroja. Siempre lograba sacar lo peor de mí, y ahora, también lo mejor. Pero lo que más me enloquecía era que, pese a todo, no podía dejar de pensar en ella.
