Era una tarde lluviosa cuando Gala, con su taza de café en mano, miró distraída por la ventana del pequeño café donde había quedado de encontrarse. Kristal le había insistido tanto en que saliera, que finalmente aceptó. Micky, el amigo de Karime, había propuesto que participara en una cita a ciegas. Gala se sentía un poco incómoda, sin saber exactamente qué esperaba encontrar en aquella reunión.Miró la hora en su teléfono y se dio cuenta de que aún tenía tiempo antes de que la otra persona llegara. No estaba segura de qué esperar, pero no se sentía nada emocionada. Solo pensaba en lo mucho que había cambiado su vida desde la ruptura.
Un sonido de campanilla la sacó de sus pensamientos. Alzó la vista y vio a una joven entrar al café. Sus ojos se encontraron al instante. Era Karime, aunque Gala no la conocía del todo. Sin embargo, algo en su sonrisa cálida y su actitud despreocupada la hizo sentirse un poco más relajada.
Karime, al notar que la miraban, se acercó con paso firme. Llevaba un suéter rojo que resaltaba en el ambiente gris.
—¿Gala? —preguntó Karime con una sonrisa nerviosa.
—Sí, ¿tú eres Karime? —respondió Gala, extendiendo la mano.
—Exacto. —Karime se sentó frente a ella, mirando la mesa con curiosidad—. Esta es una forma interesante de conocer a alguien.
—Lo sé, Kristal y Micky son un par de… ¿cupidos modernos? —Gala rió ligeramente.
—Creo que sí. —Karime rió también—. No estoy segura de qué esperaba, pero aquí estamos.
Un silencio incómodo se instaló por unos segundos antes de que ambas se dieran cuenta de que estaban siendo observadas por los demás en el café.
—Bueno, supongo que esto es lo que pasa cuando te inscribes en citas a ciegas, ¿no? —dijo Karime, tratando de romper el hielo.
—Exacto —respondió Gala, sonriendo tímidamente—. Solo espero que no me hagan preguntas raras, como en los programas de televisión.
—¡Ay, no! Eso sería horrible. —Karime se inclinó hacia adelante—. ¿Sabes qué? No puedo evitar preguntar. ¿Cuál es tu película favorita?
Gala se sintió aliviada por la pregunta simple. Le gustaba que Karime no intentara hacerla sentir incómoda, como si hubiera una necesidad de impresionar.
—Mmm, me gusta mucho Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. —Gala sonrió, mirando a Karime—. ¿Y la tuya?
—¡Oh, Amélie! Siempre he sido fan de las películas francesas. Tienen una magia única, ¿no? —Karime se encogió de hombros, casi como si se disculpara.
—¡Totalmente! Esa es la película perfecta para un día lluvioso como hoy. —Gala asintió, encontrando el punto de conexión—. De hecho, la vi hace poco, y... no sé, me hizo pensar en tantas cosas.
—¿Como qué? —Karime preguntó curiosa.
—Pues, no sé, sobre cómo a veces las personas no se dan cuenta de lo que tienen hasta que lo pierden. —Gala se dejó caer ligeramente hacia atrás en su silla, mirando la lluvia caer por la ventana—.Creo que eso me pasó.
—¿Con una relación? —preguntó Karime suavemente.
Gala suspiró, sabiendo que en algún momento tendría que hablar de eso.
—Sí. Terminé con mi novia hace poco. No fue fácil, pero creo que era lo mejor. A veces es complicado dejar ir a alguien con quien pensaste que estarías mucho tiempo.
—Lo entiendo perfectamente. —Karime sonrió con empatía—. Yo también he estado ahí. Las rupturas duelen, pero a veces, son necesarias. Te obligan a ver lo que realmente quieres y necesitas.
Gala la miró fijamente, sorprendida por lo fácil que era hablar con Karime. Sentía que las palabras fluían sin esfuerzo, como si ya se conocieran desde siempre.
—¿Tú qué opinas del amor? —preguntó Karime, un poco más seria.
—Creo que el amor es algo impredecible. A veces parece que todo encaja, y luego... de repente, todo cambia.
—Es como una rueda que gira constantemente, ¿verdad? —Karime pensó por un momento—. ¿Nunca has sentido que una persona puede llegar en el momento adecuado, incluso si no la estás buscando?
Gala la miró pensativa.
—Sí, supongo que podría ser. Aunque, no sé. No estoy muy segura de querer estar con alguien ahora mismo.
—Lo entiendo. A veces, hay que aprender a estar bien por uno mismo antes de poder estar bien con alguien más. —Karime sonrió suavemente—. No siempre tiene que ser algo inmediato.
—Eso suena sensato —dijo Gala, sonriendo de vuelta.
En ese momento, Micky y Kristal entraron al café, ambos observando discretamente desde una esquina.
—Bueno, parece que ya nos hemos relajado un poco, ¿no? —Karime se recostó en su silla, mirando a Gala con una sonrisa—.
Supongo que esto es lo que pasa cuando te lanzas a lo desconocido.
—Sí, no estaba esperando esto. Pero me alegra estar aquí. —Gala miró a Karime, sintiendo una conexión que no había anticipado.
La conversación continuó de forma más natural, como si se conocieran desde hacía años. Gala y Karime no se dieron cuenta del tiempo pasando, pero al final, ambas sabían que esta cita a ciegas no solo había sido una oportunidad para hacer nuevos amigos.
Micky, desde su esquina, le susurró a Kristal.
—Creo que tenemos un par de flechazos.
—Lo sabía —respondió Kristal, sonriendo con satisfacción.Karime y Gala no sabían aún qué pasaría, pero algo en el aire había cambiado. No había presiones, solo una posibilidad, y por primera vez en mucho tiempo, ambas sentían que tal vez, solo tal vez, el amor podría encontrarlas otra vez, pero esta vez de una forma más tranquila, más real.
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