Capítulo 50: Encuentros y Desencuentros

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Escena 1: La Bienvenida

Luxsulax, tras ser anunciada por uno de los impecablemente uniformados empleados del palacio, fue recibida en el majestuoso vestíbulo por Thanawat y Koy, los padres de Orm.  Thanawat, un hombre de negocios poderoso y sofisticado, irradiaba una autoridad tranquila y segura.  Su traje impecablemente cortado, su porte elegante y su mirada penetrante reflejaban su posición en la sociedad.  Koy, por su parte, proyectaba una calidez y una elegancia innata que contrastaba con la seriedad de su esposo.  Su sonrisa amable y su mirada atenta transmitían una sensación de confort y bienvenida.

"Bienvenida, Luxsulax", dijo Thanawat, extendiendo su mano en un gesto de cordialidad.  Su voz, aunque grave, era amable, revelando una cortesía impecable.  "Es un placer recibirte en nuestro hogar."

"El placer es mío, señor Chayaipruk", respondió Luxsulax, estrechando la mano de Thanawat con firmeza y elegancia.  Su mirada se desplazó luego hacia Koy, quien la recibió con una sonrisa cálida y genuina.

"Gracias por la bienvenida, señora Chayaipruk", dijo Luxsulax, estrechando la mano de Koy con igual cortesía.  "He venido a ver a Orm, si es posible."

Koy sonrió, su mirada amable pero penetrante.  "Por supuesto", respondió Koy, "Orm está en la biblioteca.  La acompañaré."

Koy, con una elegancia innata que parecía fluir con cada uno de sus movimientos, condujo a Luxsulax a través de los imponentes corredores del palacio.  Los empleados, impecablemente uniformados y educados, se apartaban con discreción a su paso, sus movimientos silenciosos y eficientes, creando una atmósfera de respeto y solemnidad.  El aire mismo parecía vibrar con la historia del lugar, una historia que Luxsulax sentía en sus huesos, una historia que la intimidada y la fascinaba a partes iguales.

El silencio que reinaba en los corredores era casi palpable, roto solo por el suave susurro de sus pasos y el lejano murmullo de una fuente.  Koy, sin embargo, no rompió el silencio, dejando que la atmósfera imponente del palacio hablara por sí sola.  Solo cuando llegaron a la gran biblioteca, Koy se detuvo y, con un gesto sutil, indicó la entrada.

"Orm está allí dentro", dijo Koy, su voz suave y amable.  "Si me disculpas, tengo otros asuntos que atender."  Con una breve inclinación de cabeza, Koy se retiró, dejando a Luxsulax sola ante la puerta de la biblioteca.  El momento de la verdad había llegado.

Escena 2: El Encuentro en la Biblioteca

Luxsulax respiró hondo, recomponiéndose antes de entrar en la biblioteca.  El silencio que reinaba en el interior era aún más profundo que el de los corredores, un silencio que parecía amplificar el latido de su propio corazón.  Al entrar, la inmensidad del espacio la envolvió, la belleza del lugar la cautivó.  La luz natural, que se filtraba a través de los enormes ventanales, creaba una atmósfera serena y acogedora, un contraste sorprendente con la opulencia del resto del palacio.  Muebles antiguos, cuidadosamente seleccionados, se mezclaban con piezas modernas de diseño minimalista, creando un ambiente elegante y sofisticado.  La habitación era un reflejo de la personalidad de Orm: fuerte, independiente, pero con un toque de sensibilidad que se percibía en los detalles cuidadosamente elegidos.

Orm, sentada en un lujoso sofá de cuero, estaba completamente absorta en su lectura.  Su belleza, incluso sin un maquillaje elaborado, era radiante.  Su figura esbelta y elegante, realzada por la sencillez de su atuendo, destacaba en el ambiente suntuoso de la biblioteca.  Su cabello, largo y brillante, caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro de rasgos delicados pero fuertes.  Sus ojos claros, color miel, brillaban con una intensidad que ocultaba la tristeza que aún la atormentaba.  Sus labios, suaves y delgados, se movían ligeramente mientras leía, suspirando de vez en cuando, como si los personajes de las historias compartieran su propio dolor.

La entrada de Luxsulax rompió el silencio, creando una tensión palpable en el aire.  Orm levantó la vista, sus ojos encontrándose con los de Luxsulax.  Sin embargo, su expresión era fría y distante, como si tratara de evaluar a Luxsulax con una mirada crítica.  Un silencio cargado de expectativa se apoderó de la habitación, un silencio que parecía amplificar el latido de sus corazones.

Escena 3: La Conversación Pendiente

Orm cerró el libro con un gesto brusco, dejando en claro que la lectura no era su prioridad en ese momento.  "¿Qué deseas?", preguntó Orm con un tono que carecía de cordialidad, su mirada fija en Luxsulax con una mezcla de curiosidad y desdén.  La arrogancia en su voz era palpable, como si la presencia de Luxsulax fuera una molestia que debía tolerar.

Luxsulax, sintiendo la distancia que Orm imponía, se acercó con una sonrisa que trataba de ser cálida.  "Disculpa la interrupción", dijo Luxsulax, su voz suave pero firme, llevando consigo una resonancia de confianza que contrastaba con el nerviosismo que sentía en su interior.  "Pero quería conocerte."  Sus palabras, sencillas pero directas, rompieron el hielo, aunque la frialdad de Orm seguía presente.

Orm se cruzó de brazos, su postura defensiva.  "No veo por qué debería importarme lo que sientes o piensas", respondió Orm, su voz tranquila pero cortante.  "No tengo tiempo para estas charlas triviales."

Luxsulax, a pesar del desdén en la voz de Orm, se mantuvo firme.  "La verdad es que… me intriga", confesó Luxsulax, su voz suave pero sincera.  "He oído hablar mucho de ti, pero… lo que he visto, lo que he sentido, es diferente a lo que esperaba."  Se sentó en el sofá, a un lado de Orm, manteniendo una distancia respetuosa pero cercana, buscando transmitir confianza y respeto.

Orm la miró con atención, sus ojos buscando algún indicio de ironía o sarcasmo en las palabras de Luxsulax.  "Eso es irrelevante", dijo Orm con desdén.  "No tienes idea de lo que realmente significa ser parte de esta familia.  No soy alguien que puedas entender."

Luxsulax sintió la frustración crecer en su interior, pero no se rindió.  "Pero… ¿no sientes nada?  ¿Ninguna curiosidad, al menos?"  Su tono era más suave ahora, tratando de encontrar un punto de conexión.

Orm se rió con desprecio, un sonido frío que resonó en la habitación.  "¿Curiosidad? No tengo interés en tener una conexión contigo.  Este matrimonio es solo un acuerdo y nada más.  La compasión no es parte de mi naturaleza."

Luxsulax intentó mantener la calma, aunque las palabras de Orm la hirieron.  "Entiendo que esto sea inesperado", dijo Luxsulax con una voz que ahora temblaba ligeramente.  "Pero creo que mereces una oportunidad para conocernos.  Ambos, en este nuevo capítulo."

"Yo no necesito una oportunidad.  Lo que necesito es que respetes mi espacio", respondió Orm, su tono implacable.  "No tengo interés en involucrarme emocionalmente con nadie, especialmente contigo."

El aire se volvió denso, la tensión palpable.  Luxsulax se dio cuenta de que el camino hacia el corazón de Orm sería largo y difícil, pero su determinación de conocerla, de entenderla, seguía siendo fuerte.  La fría arrogancia de Orm era un desafío, pero también un misterio que Luxsulax estaba decidida a desentrañar.

Fin del capítulo 50

Lingling Y Orm : La Mafia Y La LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora