Escena 1: Amanecer Malvinero
Los primeros rayos del sol, tímidos y dorados, se deslizaron por el amplio balcón de la suite presidencial, pintando de luz cálida la habitación. Orm y Lingling despertaron casi al mismo tiempo, sus cuerpos entrelazados bajo las sábanas de seda, la suave brisa marina acariciando sus rostros a través de la fina tela. Un silencio cómodo y placentero llenaba el espacio, interrumpido solo por el suave susurro del viento marino y el lejano grito de una gaviota. Por un momento, permanecieron inmóviles, disfrutando de la intimidad del momento, la calidez de sus cuerpos unidos, el peso reconfortante de la cercanía. Lingling abrió los ojos lentamente, encontrando la mirada de Orm fija en ella, llena de una ternura infinita. Sus ojos se encontraron en un intercambio silencioso de amor y complicidad.
Lingling estiró una mano, acariciando el cabello oscuro de Orm, sintiendo la suavidad de sus rizos bajo sus dedos. Orm respondió al gesto, entrelazando sus dedos con los de Lingling, un gesto simple pero lleno de significado. "Buenos días, mi amor", susurró Orm, su voz ronca por el sueño, pero llena de afecto. "Buenos días", respondió Lingling, su voz apenas un suspiro. "Ayer fue… mágico", continuó Lingling, su voz cargada de emoción. El recuerdo de la noche anterior, la intensidad de la canción, la emoción en sus ojos, la alegría que compartían, la inundaban de nuevo. Orm asintió, su mirada llena de ternura. "Mágico es quedarse así, contigo, sin prisa alguna", respondió, acariciando el rostro de Lingling con una delicadeza infinita.
Hablaron por un rato más, recordando la noche anterior, cada detalle, cada emoción, cada mirada. Se contaron sus sueños, sus pensamientos, sus sensaciones. Lingling recordó la suavidad de la seda de su vestido, el brillo de las luces de las velas, el aroma de las orquídeas que Orm le había regalado. Orm, por su parte, recordó la belleza de Lingling, la intensidad de sus emociones, la fuerza de su amor. Se admiraron mutuamente, celebrando su belleza, su amor, la profunda conexión que las unía, la complicidad que se había fortalecido con cada momento compartido. El tiempo parecía detenerse, un instante eterno de felicidad compartida, un remanso de paz en medio de la aventura de su luna de miel. El sol, ahora más alto en el cielo, bañaba la habitación con una luz aún más intensa, pero ellas permanecieron inmóviles, perdidas en su propio mundo.
De pronto, el teléfono móvil de Orm sonó, interrumpiendo la dulce intimidad. Era su madre. Orm contestó, manteniendo un tono bajo para no despertar por completo a Lingling. "Mamá… sí, estamos bien, disfrutando del último día aquí en Malvinas… Sí, fue increíble… Ya te contaré todo cuando regresemos… Te amo también… Hablamos luego." Orm colgó el teléfono, una sonrisa cálida en su rostro. "Mi madre", dijo, "quiere saber todos los detalles. Dice que está muy orgullosa de mí". Lingling sonrió, abrazándola con ternura. "Lo estará aún más cuando te vea", respondió, acercándose para besarla. El sonido del teléfono había sido una breve interrupción en su paz, pero la conversación había añadido un toque de calidez familiar a su íntimo momento. El desayuno, un festín preparado por el hotel, las esperaba, pero por ahora, el momento era solo para ellas dos, un último amanecer en las Islas Malvinas.
Escena 2: Un Paseo Despedida en las Islas Malvinas
Después de un desayuno opulento servido en su suite, con vistas panorámicas al océano que parecía extenderse hasta el infinito, Lingling y Orm decidieron dar un último paseo por la isla. Deseando capturar la esencia de las Malvinas en su memoria, optaron por caminar, disfrutando de la brisa marina y la tranquilidad de la mañana. Rechazaron la idea de un taxi, prefiriendo la experiencia más íntima de recorrer las calles a pie, sintiendo el suelo bajo sus pies, el viento en sus rostros, la cercanía de la naturaleza. El pueblo, un pequeño tesoro de casas coloridas, se revelaba ante ellas con sus fachadas pintadas en vibrantes tonos pastel, algunos desgastados por el tiempo, otros relucientes con una nueva capa de pintura, cada una con su propia historia que contar. Las calles empedradas, casi desiertas a esa hora, invitaban a un paseo pausado y contemplativo, a un recorrido lento y absorto en la belleza del lugar, a una despedida pausada de este rincón del mundo.
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Lingling Y Orm : La Mafia Y La Ley
FanfictionEn una historia con tus personajes favoritos de GL Tailandesa Tiene drama, romance, tragedia, acción, dolor con un toque de peligro y misterio.