Capítulo 57; ¿qué debo hacer?

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Lo primero de todo, os quiero pedir disculpas por todos estos meses ausente y sin actualizar ni dar señales de vida. En serio, os pido mil perdones.

Estuve con dolores de cabeza y mareos durante una larga semana y me desconecté de todo un poco. Y cuando ya me encontraba mejor, la inspiración e imaginación brillaba por su ausencia. Era frustrante no poder daros el capítulo que estabais esperando. Pero ya estoy aquí, de vuelta, y sí, después de esta introducción hay un capítulo. Es un capítulo más largo de lo habitual, pero os lo debía por todo el tiempo que he estado sin actualizar. Sé que habrá personas que no se acuerden ya de esta novela y la dieran por paralizada o abandonada. Pero no, yo lo que empiezo lo termino, y lo que me propongo también. Esta novela es mi propósito, y también como propósito es que os guste a vosotros.

También os quería avisar, de que Depressor llega a su fin. Quedan tan sólo dos capítulos sin contar con el epílogo. Este y un capítulo más. Espero que los disfrutéis como yo o muchísimo más.

Un besazo, os quiere Tommo xx.

P.D: Tengo un twitter, os lo repito de nuevo, que me podéis preguntar lo que queráis de la novela ahí o si necesitáis desahogaros o ayuda, estaré ahí para escucharos. Es itstxmmo.

P.D2: Tengo un grupo de WhatsApp en el que están algunas lectoras de Depressor, si queréis entrar, tan sólo tenéis que dejarme vuestro número de teléfono por mensaje.

Ya no os entretengo más.

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Echo un último vistazo a la contestación que da el cristal frente a mí sobre mi persona y un suspiro pesaroso es expulsado de mis labios. Las palabras de mi mejor amiga taladran mi cabeza sin descanso. La angustia se ha instalado en mi sistema después de haber concluido la llamada. Cuando terminé de hablar con Emily, transcurrieron pocos minutos de soledad sentada en el borde del colchón, ya que Harry entró con gesto preocupado, y me arropó entre sus protectores y cálidos brazos. ¿Qué debo hacer? No quiero separarme del lado del rizado, tampoco dejar a mi padre y Diane aquí, organizando ellos solos la boda. No sería algo justo.

Lo que tenía planeado, era marcharme a la ciudad y finalizar mis estudios allí. Sé que estaría a una hora de este pueblo, pero al menos, seguiría viéndolos, seguiría visitándolos y no sería obligatorio alejarme de ellos, tanto, que fuesen miles de kilómetros los que nos separasen.

Añoro a Emily y a mis amigos, y si hace varios meses atrás me hubieran ofrecido esta propuesta, la habría aceptado sin dudarlo un segundo. Pero cuando el amor se cruza en el camino, haciéndonos retractar sobre varios pensamientos, es difícil preparar un discurso de despedida, coger las maletas y desaparecer.

El espejo me permite captar una prominente figura reflejada y trato de formar una sonrisa en mis labios, mas se queda en una mueca mal hecha. Los brazos de mi acompañante de esta noche, rodean mi talle y un casto beso es dado en la desnudez del hombro derecho, donde descansa su barbilla.

—Estás preciosa. —Musita conectando sus ojos con los míos a través del cristal. Niego en desaprobación.— No te lo estoy diciendo por complacer, Lea. Lo digo, porque sinceramente, estás preciosa. Mírate. —Entrelaza sus dedos con los míos y me hace girar sobre mí misma.— Solamente mía. —Besa cortamente mis labios.

—No voy a estar cómoda allí, Ha... —Presiona el dedo índice en mi boca, silenciándome.

—Estoy aquí, Lea. Como tú dijiste: estoy aquí por ti . Ahora me toca a mí demostrártelo, ¿de acuerdo? —Asiento y uno de nuevo nuestros labios, sin necesidad de colocarme sobre las puntas ya que llevo tacones.— En el momento que quieras irte, volveremos a casa. Como si a los cinco minutos ya te has cansado, no me importa. Sólo quiero un momento para nosotros, salir y divertirnos, siempre y cuando sea contigo. —Muerde la punta de mi nariz.

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