—¡Ay! —Ese sonido fue un grito de sorpresa del hombre más pequeño que yo, que caminaba distraído mirando al cielo, como un perrito pequeño que busca un avión para ladrar.
Me quedé mirando a esa persona más pequeña, que ni siquiera se dio cuenta de que varias personas tuvieron que desviarse para evitar que chocara con ellos. Fastidiado, decidí caminar directamente hacia él, bloqueando su camino, hasta que su pequeño cuerpo chocó contra el mío con fuerza. La persona pequeña retrocedió un poco, casi cayendo hacia atrás en la acera, lo que me obligó a sujetarlo del brazo para evitar que ocurriera una tragedia que podría haber encabezado los titulares:
"Perrito enano muere atropellado frente a una obra en pleno centro de la ciudad."
—Gracias a Dios, amen —la suave voz de la persona frente a mí, acompañada de sus grandes ojos redondos, miraba hacia el cielo, agradeciendo a las fuerzas divinas como si yo no hubiera sido quien le salvó la vida.
—¿Por qué agradeces a Dios? Deberías agradecerme a mí, yo fui quien te salvó.
—Ah... eh... gracias —respondió con voz temblorosa, mientras sus grandes ojos se encontraban con los míos. Sus ojos redondos temblaban ligeramente de una manera encantadora, y su rostro pálido se sonrojaba bajo la suave luz del sol vespertino, lo que lo hacía aún más atractivo. No pude evitar seguir mirando a la persona más pequeña. Mi corazón comenzó a latir con fuerza sin razón aparente. Esa fue la primera vez que conocí al perrito enano que ahora estaba sentado en el coche a mi lado.
Después de ese día, tuve la oportunidad de volver a ver al perrito enano en una tienda de fideos de pollo. La persona pequeña, vestida con un traje marrón, llegó con otro hombre que parecía tener rasgos mestizos. La cercanía entre los dos, mientras conversaban, llamó la atención de varias personas que pasaban, incluyéndome a mí, que ya estaba comiendo mis fideos. Pero como el lugar no era muy grande y era la hora del almuerzo, el local estaba casi lleno. Solo quedaban un par de asientos disponibles en la mesa donde yo estaba, así que el empleado los dirigió hacia allí.
—Hola —dijo la persona que se sentó frente a mí. No levanté la vista, solo respondí con un ligero murmullo porque estaba ocupado mordisqueando una pata de pollo guisada. Imagina, ¿cómo se supone que iba a levantar la cara con una pata de pollo en la boca, y además, con dos dedos asomando de la boca? ¡Qué vergüenza!
—Ajá.
—¿No piensas mirarme?
—No.
—Qué cruel.
"No es que sea cruel, es que estoy mordisqueando una pata, hombre."
—...
—Pero me gustas.
—¿Eh? —La persona frente a mí, que parecía estar fingiendo sentirse herido por mi indiferencia, no tardó ni un minuto en cambiar a un tono astuto con unas palabras que me dejaron atónito. Tuve que dejar la pata de pollo y levantar la vista para mirar al perrito enano.
—¿Está buena la pata?
—Si quieres saber, cómela tú mismo —pero mientras lo miraba más de la cuenta, mi corazón empezó a latir más fuerte. Y cuanto más me miraba con esos grandes ojos, como un perro suplicando por un hueso, más difícil me era controlar mis sentimientos. A pesar de haber visto a esta persona solo una vez antes, sentí el impulso de estirar la mano para acariciar su cabeza, encontrando su ternura irresistible. La inquietud comenzó a invadirme nuevamente después de años de tratar de reprimir mis sentimientos.
Siempre he sabido que...
"Me gustan los hombres."
Pero debido a la presión de mi familia y de las personas que me rodeaban, terminé saliendo con una amiga de la secundaria.

ESTÁS LEYENDO
Eres mi ingeniero [You are my Engineer]
Подростковая литератураTRADUCCIÓN AL ESPAÑOL SIN FINES DE LUCRO ¡¡NO ROBAR MI TRADUCCIÓN!!