¡Briiin! ¡Briiin! ¡Briiin!
"¡Madre mía, qué bien tocas el claxon! ¡Uf! ¡Mis oídos van a quedar sordos por tu culpa, maldito idiota!"
Pensé mientras me quejaba internamente del grandulón que llevaba un rato siguiéndome en su moto desde que estábamos en el semáforo para peatones. No dejaba de tocar el claxon, una y otra vez, tanto que todos ya lo miraban con desprecio. Yo, por mi parte, intentaba alejarme lo más rápido posible, pero no sé por qué seguía insistiendo en seguirme. ¡Dios! Ya casi llego al hotel y, para colmo, estas malditas piernas cortas me están fastidiando al máximo.
¡Mierda! Quisiera poder caminar más rápido, pero no puedo. ¡Voy a correr y largarme de aquí ya!
—Lay.
—...
—¡Lay!
—...
¡Mira qué insistente! ¡No paras de llamarme! ¿Acaso tienes miedo de que olvide de mi nombre? Aunque no te conteste, sigues llamándome.
—¡Talay! ¡Detente! ¿No escuchas que te estoy hablando? ¿Estás sordo o qué? —¡Vaya! ¡Ya te oí, maldita sea! Pero no quiero detenerme, ¿qué pasa contigo? Eh... ¿y por qué mis piernas no se mueven?
"¡Malditas piernas, no me traicionen ahora!"
Ya que mis piernas traicionaron este delicado cuerpo mío, me vi obligado a girarme hacia el grandulón que no paraba de gritar mi nombre, atrayendo la atención de todos a nuestro alrededor.
—¡¿Qué?! No estoy sordo, ¡pero no quiero hablar contigo!
—¿Seguro? —¡Bah! ¡No estoy seguro, idiota! Miré al grandulón con frustración. ¡Mierda! Sabe demasiado bien que, si pregunta así, no sabré cómo responder.
—¡P'Plai! ¡Eres una persona cruel!
—Tranquilo, P'Plai, ¿qué está pasando? Relájate un poco —intervino la voz de alguien más, interrumpiendo el griterío que teníamos P'Plai y yo, como si estuviéramos en una competencia olímpica de quién gritaba más fuerte, como si el que ganara obtuviera una medalla de oro. ¡Por Dios!
Un tipo, casi tan alto como P'Plai, se acercó y se paró entre nosotros dos. Si no me equivoco, su nombre era Rathi.
—No es nada, tú vete adelante. Tengo que hablar con este niño testarudo primero.
—No soy testarudo, y no tengo nada que hablar contigo. Voy a trabajar —respondí con voz alta, fulminando con la mirada a quien me llamaba testarudo. Luego, me di la vuelta dispuesto a seguir caminando. Pero antes de que pudiera dar un paso, P'Plai habló con un tono tan frío que me puso la piel de gallina.
—¿Vas a subir por las buenas, o tengo que bajarte a la fuerza?
—Tranquilízate, por favor —sí, justo eso, P'Rathi. P'Plai siempre se altera por todo, mientras que yo, Lay, soy el más tranquilo, te lo aseguro. P'Rathi, llévatelo de vuelta al trabajo, no hace falta que me siga persiguiendo.
—¿Todavía no te vas? Entonces, mejor carga a este niño y ponlo en mi auto.
—¡No hace falta que me cargue! —grité a todo pulmón. No es que no vaya a ir, es que me quedé en shock. ¡¿Cómo se le ocurre decirle a otro que me cargue así, sin más?! ¿Acaso no piensa que también tengo dignidad? Si P'Plai fuera a cargarme, tal vez fingiría resistirme un poco solo para hacerme el difícil. ¡Pero que otro hombre me cargue! ¿Quién se cree? Así que, resignado, subí al auto por mi cuenta.
—¿Ves? Así se acaba todo. ¿Por qué te complicas tanto, Lay?
—Hablen con calma, por favor, Pee. Encantado de conocerte, Lay. Me voy, nos vemos —P'Rathi se despidió de P'Plai antes de sonreírme ligeramente y despedirse de mí. Yo apenas asentí con la cabeza, porque todavía estaba molesto con el poste de luz frente a mí. ¡Quisiera morderlo hasta dejarle marcas!

ESTÁS LEYENDO
Eres mi ingeniero [You are my Engineer]
Novela JuvenilTRADUCCIÓN AL ESPAÑOL SIN FINES DE LUCRO ¡¡NO ROBAR MI TRADUCCIÓN!!