¿Sabías lo mucho que me gustas, hasta despeinado?
No me había dado cuenta hasta hoy, cuando nuestras miradas se han cruzado.
Y es que lo primero que he pensado ha sido en que así deberías despertar por las mañanas. Y joder, no puedo creerlo. No sé cómo está pasando esto.
Y lo peor es que me gusta. Me gusta este sentimiento. Esta inquietud, este nerviosismo, este miedo a que todo salga mal y la ilusión de que todo vaya bien.
Las ganas de luchar.
Las ganas de besarte.
Las ganas de que me beses de repente.
Quiero enloquecer contigo.