CAPÍTULO 2

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La ayuda brindada por Eli fue realmente buena para _____. Con nuevas ideas, se dedicó a hacer un nuevo plan para conquistar al chico de sus sueños. Esta vez no buscaría a alguien para darle celos. Eso no le funcionó nunca porque a Alan no le importaba literalmente lo que hiciera la pequeña de los Villalpando. Sólo había sentido pánico por ella cuando la salvó del carro que casi la mataba, pero eso había sido porque era la hermana de su mejor amigo. _____ estaba segura que hubiera tenido otro apellido, él ni siquiera la hubiera ayudado.
Sentada en la biblioteca comenzó a hacer un plan para las clases. Lo primero que tenía que hacer era desarrollar en Alan el romanticismo. Y eso sería difícil, porque lo único que Alan hablaba de pasión era del fútbol y nada más...
Suspiró leyendo los libros que Eli le había dado, la encontró Alan suspirando y al borde del llanto.

― Epa _____.― dijo en un tono de voz tan alto que la sobresaltó.

La bibliotecaria le hizo una seña de que bajara la voz.
Alan se sentó pidiendo disculpas, momento que _____ aprovecho para secarse la cara.

― Alan...― susurró.― Debes ser algo discreto.― sonrió.― Nos pueden correr de aquí.

― Lo siento.― la miró a los ojos.― ¿estuviste llorando?

― No...bueno en realidad es que me ha emocionado...― él sonrió

― ¿Estabas viendo algún libro sobre historia de fútbol?― ella viró los ojos.

― Claro que no, menso.― dijo seria.― Estoy tratando de hacer un plan de clases para ayudarte con tu problema.― se acercó un poco más porque la bibliotecaria recorría el pasillo donde se encontraban.

― ¿Ah sí?― dijo él acercándose más. _____ podía ver lo profundo de sus pupilas.― Y dime ¿qué es lo que estás leyendo?

― Poesía, Pablo Cohelo.― él hizo cara de asco.― No le hagas esa cara, porque esta será tu tarea, durante los primeros días.

―  ¿De qué me estás hablando, _____?― subió el tono de voz

― ¡Niño!― dijo la bibliotecaria.― Si no bajas la voz, te echo

― Disculpe usted señora....― la miró.― ¿De qué estás hablando? Yo no leí poesía antes, no lo haré ahora.

― ¡Basta! Por eso eres tan menso e insensible, y poco romántico.

― ¿Sí?, ¿qué te hace pensar eso?

― Haber Alan...dime algo bonito.― él la miró.― ¿Eres capaz de decirme algo halagador?

― ¡Por supuesto!― estaban bien cerca. Ella le hizo un gesto con los ojos que confundió a Alan. Nunca ella había hecho eso.

― Estoy esperando Alan...― dijo en una voz algo coqueta y le sonrió.

― Bueno...― respiró.― Tienes una linda...manera de correr para jugar fútbol.― ella le pegó con el libro.

― ¿Te diste cuenta de que eres de lo peor?― él la miró.

― ¡Es un bonito halago!― dijo ofendido.

― Pero yo me refería a un halago de mi persona.―«shh», se oyó a lo lejos.― ¿Cómo quieres conquistar a una chica si le ponderas el tema del fútbol?

― Bueno tú me dijiste...

― ¿Es qué yo no te parezco atractiva?, ¿no tengo bonitos ojos, linda sonrisa o un buen trasero?

― ¡_____!― dijo rojo.― ¿Cómo crees que voy a mirarte atrás?

― Bueno, eso es lo que las muchachas quieren. Que tú le digas cosas bonitas sobre sus atributos físicos o sobre su presonalidad.

Aprendiendo a ser romántico ➸ Alan Navarro | CD9.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora