Sakuatsu

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Sakusa se sentía raro porque había empezado a tener una atracción a cierta persona que jamás pensó que llegaría a tener un mínimo de su atención.

Y por eso era raro, además de sentir ese extraño sentimiento la persona que lo tenía así era aun más raro. Tratándose de nadie más y nadie menos que Miya Atsumu.

Ese chico que despertó esos sentimientos en él era totalmente diferente a lo que Kiyoomi estaba acostumbrado, él era alguien limpio, ordenado y perfeccionista. Mientras que Atsumu era desordenado, con poca higiene y muy relajado.

Dicen que los opuestos se atraen, tal vez ese era su caso.

Nunca antes había llegado a tener una atracción hacía alguien, tener pareja le parecia algo sin sentido y una perdida de tiempo. Además de que le daba asco el solo pensar en un choque de labios con alguien ajeno o tomarse de las manos, pero curiosamente esa mentalidad cambiaba cuando se trataba de Miya, quería saber lo que se sentía probar eso con aquel omega tan hermoso.

- ¿Piensas decírselo, Kiyoomi? - Preguntó Komori mientras se secaba el cabello.

- No lo sé - Respondió.

Había planeado decirle a Miya lo que sentía por él antes de que acabe el campamento, pero como nunca había hecho eso no sabía como hacerlo, sobre todo no sabía si el rubio sentía lo mismo.

Sin embargo había algunas señales de que si existía una atracción: Miya siempre estaba cerca de Kiyoomi, le ponía apodos como Omi-Omi u Omi-kun, algunas veces había cierto contacto sutil entre sus pieles y Atsumu solía comportarse algo nervioso cuando estaban los dos solos.

Sí, eran bastantes señales, pero Sakusa no sabía si eran suficientes para sentirse seguro de hablar sobre sus sentimientos.

- Deberías, el campamento acabará en dos días, él volverá a Hyōgo y la próxima vez que lo veras será en el torneo - Sacudió su cabeza para acomodar su cabello y se sentó en la cama en la que su primo estaba descansando - El próximo año ya no seremos parte del campamento y quién sabe si tendremos algún partido de practica con ellos -

Aunque le cueste admitirlo Komori tenía razón, era ahora o nunca. Miya era el único que logró despertar esos sentimientos en él, no lo dejaría pasar.

Se levantó de la cama y se dirigio a la puerta de la habitación.

- ¿Uh? ¿Irás a buscarlo? - Cuestionó el castaño con una sonrisa.

- No, solo iré a pensar un poco - Contestó simple y salió por la puerta.

•🦊•

El pelinegro caminaba por toda la estructura del edificio, pasando por solitarios pasillos. Se supone que hace 30 minutos debería de haber iniciado su sueño, como todos los demás, pero su pensamiento estaba en ese omega que lo tenía confundido y frustraba su descanso.

Al pasar por las canchas escucho la cancha resonando por el contacto entre el balón y el suelo, al fijarse pudo ver al rubio practicando sus saques con bastante fuerza y concentración.

Kiyoomi sintió curiosidad y se apoyo en el marco de la puerta, mirando como Miya hacia un saque tras otro, algunos eran flotantes y otros eran con remate, pero todos eran fuertes y con dirección.

- ¿No deberías estar descansando? - Preguntó el alfa desde la puerta haciendo que el rubio se asuste por la voz.

Este giro su cabeza en dirección al más alto y le sonrió - Tú también, Omi-Omi - Contestó poniendo su mano en su cintura.

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⏰ Última actualización: Dec 21, 2024 ⏰

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