CAPÍTULO QUINCE: ENTRE RÍOS.

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Lo que tenían ante sus ojos era algo que nunca hubiesen querido ver y que no era nada alentador.

Habían llegado al final de la autopista y cuando llegaron vieron que la situación cuando llego el virus había sido mucho peor de lo que había sido en Buenos Aires.

Los edificios que podían ver cerca estaban destrozados, los autos estaban destruidos y chocados, las manchas de sangre estaban por todo el lugar, cuerpos tirados por do quiera que miraran, armas en el suelo y hasta tanques que había cerca de allí.

-No hablen muy fuerte y no hagan ruido-susurró Ezequiel.

Avanzaron en silencio hasta la primera calle de la ciudad y miraban para todos los lados prestaron atención ante el más mínimo ruido.

-Tenemos que encontrar una farmacia lo más rápido posible-dijo Paula-. Camila cada vez está peor.

-Algunos sabe dónde hay...-había comenzado a decir Facundo cuando Sol lo interrumpió.

-¡Cuidado!-exclamó Sol.

Un zombi iba corriendo detrás de Facundo, esté se corrió inmediatamente porque en un principio no entendía lo que estaba pasando y dejó el paso libre a Sol que se adelantó segura y con una bate le pegó tantas veces en la cabeza hasta que el zombi se quedó tendido en el suelo y con la cabeza abierta.

-Gracias-dijo Facundo que estaba en estado de shock.

-No hay de que-dijo Sol y volvió al lugar donde estaba.

-Si hay uno significa que hay más de ellos y es evidente que está zona no es para nada segura. ¿Alguno sabe dónde puede haber una farmacia?-preguntó Facundo.

-Lo mejor es que vayamos por las calles y que investiguemos, también podremos encontrar agua y comida-dijo Alicia.

-¿Grupos o todos juntos?-preguntó Micaela.

-Lo mejor es que estemos todos juntos, ya tenemos bastantes problemas para perdernos y no volver a encontrarnos aquí-opinó Gastón.

-Es verdad, ¿por dónde empezamos?-preguntó Alejandra.

-Empecemos por allí-señaló Facundo, apuntando hacía su derecha-. Iremos recorriendo todas las calles y mientras avanzaremos yendo hacía Paraná.

Comenzaron a caminar por las calles, sin hablar y sin hacer ruido. Al parecer todo estaba tranquilo y no había ningún zombi a la vista.

Ya habían pasado por varias calles pero ninguna de las que habían cruzado tenía Farmacia, es más, ninguna de las calles por las que habían pasado tenían un supermercado, todas eran casas particulares.

-¿Qué es ese ruido?-preguntó asustado Agustín.

-¿Qué ruido?-preguntó confundido Facundo.

-Ese ruido, ¿no lo escuchan?-preguntó Micaela.

Ahora nadie podía decir que no escuchaba el ruido porque cada vez sonaba más cerca, parecía que lo que sonaba era la alarma de un auto. El auto cada vez se acercaba más a ellos y aunque no podían verlo sabían que estaba cerca. Cuando por fin el auto estuvo lo suficientemente cerca lo vieron, era un auto de dos puertas y con la rapidez que paso no llegaron al ver el modelo ni quien lo conducía.

-¿Qué ha sido eso?-preguntó sorprendido Christian.

-Personas, pero lo único que sé es que están conduciendo para la dirección opuesta, y que si hay zombis estamos parados en una roja-explicó Ezequiel-. Tenemos que irnos lo más rápido de aquí posible.

-Allí, ¡la farmacia!-exclamó Paula.

Ambos miraron hacía donde miraba Paula y vieron que en la calle había un cartel grande que indicaba que allí había una farmacia.

EL PRINCIPIO DEL FIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora