Parte sin título 9

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Cuando terminaron de comer, Christian, Lucas, Ezequiel y Carlos decidieron que iban a estar en vigilancia toda la noche. Alicia, Camila y Paula que estaban bastantes cansadas se quedaron dormidas en cuanto se acostaron. Mientras que Sol y que Micaela al negarse a dormir, se quedaron a hacerla compañía a Lucas y Christian que al final se rindieron y dejaron de insistir en que durmieran.

Ezequiel que estaba solo al lado de la única ventana que tenían en el sótano, sujetaba entre sus manos una fotografía que la estaba mirando desde hacía lo que era para Carlos hacía quince minutos.

-¿Esas son tu esposa y tu hija?-preguntó suavemente Carlos que estaba con dos tazas de café en la mano.

-Sí, son ellas-dijo Ezequiel sonriendo y mirando la foto-. Ella era una mujer excelente, siempre estaba al lado mío y me atendía siempre que llegaba de trabajar. Ella quería que deje el trabajo de bombero, porque cada día que iba a la estación me pedía por favor que lo pensará. Nos habíamos conocido en la primaria y cuando terminamos nuestros estudios fue cuando nació Magui. Tenía seis años, estaba en segunda grado, era una hija excelente, siempre estaba feliz, me hacía dibujos. Aunque no lo demuestre y si no se llegue a notar... las extraño y mucho-dijo Ezequiel, todavía mirando la foto.

-Toma el café-dijo Carlos, dándole una taza-. Es doloroso, yo tratando de llegar a donde estaba el centro de aislamiento perdía a mi mujer, es duro, a veces tengo ganas de dejar todo, de marcharme y que me muerdan esas criaturas... pero después pienso en Sol en que es mi hija, y no puedo, ya perder a su madre fue muy duro para ella y yo sé que por dentro lo está sufriendo, no puede perder a su padre también y yo tampoco la puedo perder a ella.

-Tienes una buena hija, no tienes que pensar en eso-dijo Ezequiel mirando a Sol que estaba con Christian-. Espero que esto se termine lo más rápido posible, quiero volver a mi vida lo más normal que pueda... Lo que más me molesta es que no voy a poder sepultar a mi mujer y a mi hija como selo hubiesen merecido.

-Yo tampoco a mi mujer, ni siquiera voy a tener un lugar donde llorarla o dejarle flores, y que Sol pueda encontrarse con ella por decirlo de una manera-dijo Carlos lamentándose-. Todo esto no fue justo para nadie, nadie se merecía que pase lo que paso, ni las personas que murieron ni los que todavía estamos vivos.

-Nadie planeaba que esto suceda, no estaba en los planes de nadie-exclamó Ezequiel.

-Pero bueno... aquí estamos, con nuestras vidas en peligro, perdiendo a nuestros seres queridos-dijo tristemente Carlos-. Otra cosa no podemos hacer.

-Sinceramente, no-dijo Ezequiel y los dos siguieron vigilando y charlando de distintos temas.

En la mesa donde habían cenado estaban Sol, Christian, Micaela y Lucas hablando.

-¿Creen que esto durará mucho?-preguntó Sol.

-Antes que todo tienen que encontrar una cura y si no lo hacen, el virus se va a esparcir más de lo que a se esparció si no es que ya está por todo el país-explicó Lucas.

-No creo que este esparcido por todo el país porque por algo establecieron el centro de evacuación en Entre Ríos y no fuera del país-dijo Christian.

-¿No habían dicho que habían cerrado las fronteras con los demás países limítrofes?-preguntó Sol-. Entonces si se encargaron solamente de cerrar las fronteras, quiere decir que es probable que no haya bloqueos entre las provincias.

-Es que si no hay bloqueos entre las provincias, eso quiere decir que es más probable que el virus se siga esparciendo por todo el país-dedujo Micaela.

-Es una contradicción-exclamó Christian.

-Espero que podamos llegar lo más rápido posible y poder terminar con todo esto, yo ya perdí a mi madre, no quiero perder a mi padre-dijo Sol decaída.

EL PRINCIPIO DEL FIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora