CAPITULO 5

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El asunto con el hombre desconocido había concluido. No se lo conté a nadie, tomé la decisión de no hacerlo. Sabía que mencionarlo solo traería preguntas que no estaba dispuesta a responder.

¿Qué hacía en el bosque?

¿Por qué había salido tan temprano de la academia?

Ninguna de esas respuestas eran convenientes para mí. Así que me guardé el recuerdo de aquel encuentro, encerrándolo en mi mente como un objeto peligroso que no debía ser desenterrado.

Ya hacía días que no hablaba con Draven. Ni siquiera lo había visto por ahí. Seguramente estaba ocupado con sus entrenamientos. Ser un próximo guardia real no debía ser fácil.

Sin embargo, una parte de mí no podía evitar preguntarse por qué no me había buscado, aunque fuera para un simple saludo.

Pero hoy, esas preocupaciones debían quedar atrás.

Era domingo por la mañana.

El día de la gran fiesta en el palacio.

El día de la fiesta con Draven.

Mi vestido celeste colgaba de la puerta del armario, impecable, esperando ser usado. Había pasado días asegurándome de que estuviera perfecto, sin una sola arruga o imperfección. Junto a él, mis zapatillas blancas descansaban sobre una pequeña alfombra. Me aseguré de que brillaran bajo la luz del amanecer que se filtraba por la ventana.

Pero aún había un detalle sin resolver.

Mi cabello.

Pasé largos minutos mirándome en el espejo, debatiendo cómo debía llevarlo.

¿Suelto, dejando que las ondas cayeran con naturalidad sobre mis hombros?
¿O en una coleta alta, elegante y ordenada?

Mordí mi labio, incapaz de decidirme.

Aunque en realidad, había un problema mucho mayor que la forma de mi cabello.

El permiso de mis padres.

Sabía que jamás aceptarían que asistiera a un evento donde el rey Zarek estuviera presente. La sola mención de su nombre provocaría un rotundo "no" antes de que pudiera explicarles cualquier otra cosa.

Durante días había intentado idear una solución. Un plan que me permitiera salir sin levantar sospechas. Pero ninguna idea era lo suficientemente buena.

Hasta que, de repente, me golpeó como un relámpago.

—¡Darcy!

Salté de mi cama, sintiendo una oleada de adrenalina recorrerme. No era la idea más ingeniosa, pero sabía que no podía fallar.

Corrí hacia la puerta de mi casa, decidida a buscarla.

Pero apenas la abrí, algo me tomó por sorpresa.

O más bien... alguien.

—¿Ibas a algún lado? —preguntó Darcy con una sonrisa divertida en el rostro.

Por un momento, solo la observé. No podía haber llegado en mejor momento.

Solté una carcajada y le devolví la sonrisa.

—Me leíste la mente.

Antes de que pudiera responder, tomé su muñeca y la arrastré conmigo hacia mi habitación.

—¿Ah? —murmuró, claramente confundida.

Sabía que tenía demasiadas preguntas, pero también me conocía demasiado bien. No dijo nada en el camino, esperando a que se lo explicara todo.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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