CAPITULO 2

40 4 21
                                        

El rey no había soltado ni una sola palabra en toda la presentación, algo que hacía que me cayera cada vez peor, ¿por qué no podrías decirle ni un simple "hola" al reino que ahora te pertenece? Es simplemente algo que no podía entender, lo único que llego a comprender es el por qué no tiene una novia o esposa, sé que ni siquiera se rebajaría a hablar con alguien que no esté en su misma posición.

La bochornosa situación con él no había llegado a más, aunque realmente sí me preocupó que llegara a querer deshacerse de mí después del encuentro con el pueblo, eso jamás sucedió. Después de ver que el rey no me mandó a asesinar es bastante gracioso, aunque me avergonzaba que justamente fuera yo la causante de ese acontecimiento y aunque era obvio que no me lo devolvería, me molestó que justo fue mi lazo favorito el que el rey se terminó quedando.

Mañana tendría que volver a la academia, ya eran mediados del tercer mes, por lo cual solo tenía cuatro meses para pensar y buscar un trabajo, lo que sería la gran parte de mi vida. Mamá se dedica al hogar, algo que no está en mis planes, ya que no tengo un novio, no me casaría pronto y si así fuera no me gustaría solo quedarme en casa. Papá es carpintero, algo que no se me da ni, aunque quisiera. Lysander es ayudante de papá. Lydia es sastre de una familia de nobles, lo he intentado varias veces, ella ha intentado enseñarme y aunque he aprendido lo básico sé que terminaría desangrándome de tantas veces que pico mis dedos con las agujas. Simplemente estoy condenada a no ser buena en nada.

—¿Cierto, Aeliana? —Draven me sacó de mis pensamientos. No podía creer que aún no podía entablar correctamente una conversación con él, aunque hayamos pasado ya tres horas juntos.

—¿Cómo? —pregunto mostrando abiertamente mi confusión acerca de la conversación. Darcy suelta una risita burlona.

Nos encontrábamos caminando por el pueblo, en busca de sea lo que sea que Darcy esté buscando, aunque me parecía que era simplemente una excusa para que permanezcamos más tiempo juntos, y yo seguía igual de nerviosa.

—Draven contaba el cómo una vez él te vio discutir con Gareth frente a tu casa —explicó Darcy.

—Oh, es cierto —recordaba bien ese día, ya que no había tenido muchas peleas con Gareth, el que aparte de Darcy era mi único amigo.

—No te ves muy conectada con el mundo, Aeliana. —Draven se para en seco y nos quedamos justo delante de él —¿No te caigo bien? ¿te incomoda que esté con ustedes? —preguntó con algo de incomodidad en el rostro. No me había dado cuenta de lo grosera que había sido al ignorarlo todo este tiempo. Nos encontrábamos justo en medio del camino en donde las personas iban de puesto en puesto viendo lo que los comerciantes vendían el día de hoy. 

Particularmente hoy me costaba prestar atención a lo que sucedía a mi alrededor, como si algo me lo impidiera.

—No, no, no es nada de eso, Draven —me sentía completamente avergonzada por haber hecho que él se sintiera de esa manera.

—¿Entonces conoces mi nombre? pensaba que no le ponías atención a las personas que vivían cerca de ti —se burló y yo sentí mi rostro arder, traté de voltear hacia otro lado.

—Creo que me tengo que ir, Lina. Seguro mi madre ya ha llegado a casa y tengo muchas ganas de verla, pero confío en que tu nuevo amigo te acompañará y te mantendrá segura hasta que estés en tu casa, ¿cierto? —Darcy contenía las muchas ganas de soltar una risita al vernos en esa situación. Sabía que su madre no llegaría hasta más tarde, pero era su forma de dejarnos completamente solos.

—Por supuesto, ella llegará bien hasta su hogar —respondió él viéndome con una sonrisa. Esa sonrisa que hacía que todo el mundo desapareciera y solo fuéramos él y yo, nadie más. Mi corazón latía con rapidez por el hecho de tener esos ojos avellana clavados en mi mirada.

EL CAMBIO DE REINOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora