Capítulo 9 - MI HÉROE-

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*NARRA MARÍA*

Un tímido rayito de sol se coló por mi ventana a la mañana siguiente despertándome. Me dolía muchísimo la cabeza, acababa de ser consciente de que anoche me pasé con el alcohol.

No me acordaba como había llegado hasta allí pero estaba con la ropa de la discoteca aún.

Poco a poco empecé a acordarme de todo pero estaba todo borroso y confuso. Me acordaba de Patri bailando con un chico muy mono y riéndose mucho. Luego me vio lo perjudicada que iba y le dio al chico un beso en la mejilla como despedida y vino hacia mí.

A partir de ahí todo estaba borroso. Supongo que ella me traería a casa.

Me metí en la ducha para despejarme un poco y me vestí. 

Me pinté la ralla y me puse mi diadema azul a juego con los pantalones.

Bajé a ver si veía a Patri para saludarla pero en vez de ella había una nota encima de la mesa de la cocina donde ponía que estaba haciendo la compra que volvería a la hora de comer.

En el mismo papel escribí que yo también me iba por si ella regresaba más pronto y no me veía pero también volvería a la hora de comer, solo iba a ir a dar un paseo.

Cogí las llaves y el móvil con los cascos y salí a caminar. Puse la lista aleatoria y empezó a sonar Mine de Taylor Swift.

Estuve un rato y llegué a una calle que estaba muy concurrida. Unos 100 metros más adelante estaba el Starbucks y me apetecía un Frapuchinno así que me dirigí hacía allí. Cuando estaba solo a 30 metros un hombre que corría en dirección contraria chocó contra mí y casi me tira al suelo.

 El siguió a lo suyo sin inmutarse pero yo perdí el equilibrio y al no tener nada a lo que agarrarme me caí. Ya me veía en el suelo cuando un par de brazos me sujetaron de la cintura impidiéndome caer.

Levanté la cabeza para ver quién me había salvado de caer en mitad de la calle donde habría causado un ridículo enorme.

Levanté lentamente la mirada para toparme con dos preciosos ojos verdes, propiedad del chico que ahora mismo me tenía pegada a su cuerpo como consecuencia del tirón que había dado para evitar que me cayese.

Lo más correcto hubiese sido que, una vez que consiguiese recobrar la postura y el equilibrio, me hubiese separado de aquel chico, pero no lo hice. Me quedé pegada a su cuerpo mientras le miraba a los ojos. Eran preciosos. Eran de esos ojos que te dan ganas de quedarte mirando y no parar nunca.

Me quedé allí, perdida en sus ojos y recostada contra su pecho. Estábamos muy cerca, tanto que casi podía escuchar el latido de su corazón, tan cerca que podía sentir su acompasada respiración, tanto que podía disfrutar de su olor que se me pegaba a la ropa y se introducía por cada poro de mi piel, causándome un escalofrío que recorrió desde lo alto de mi nuca hasta el final de mi columna.

El seguía con sus manos en mi cintura y sus ojos clavados en los míos. Pasaríamos unos 30 segundos en esa postura pero se me hicieron años no por insoportables si no porque se me paró el tiempo en sus brazos.

Después de esos segundos tan maravillosos que no quería que por nada del mundo se acabasen me retiré de su cuerpo un poco avergonzada.

-          Muchísimas gracias

-          No hay por qué darlas, no iba a dejar que te cayeses al suelo. La gentes es que hay veces que no mira

-          Ya – dije aún un poco embobada por su preciosa y profunda voz. Me disponía a preguntar el nombre de mi héroe pero se me adelantó.

My new life by your side - One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora