(Esto es antes de ❝𝐋𝐀 𝐋𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀❞.)
Martin estaba sentado al borde de la cama, las manos temblorosas apretando un trozo de plástico blanco que parecía pesar toneladas. Dos líneas. Dos malditas líneas que lo estaban destrozando por dentro. Sentía el pecho a punto de estallar mientras su mirada vagaba por la habitación, buscando algo que le diera estabilidad. Pero todo lo que encontró fue el sonido de los pasos de Juanjo acercándose.
—Amor, ¿estás bien? —preguntó Juanjo al entrar, su voz suave pero cargada de preocupación. Cerró la puerta con cuidado, como si cualquier ruido más fuerte fuera a romper algo.
Martin levantó la mirada, con los labios temblando, y extendió el test hacia él. No podía hablar. No había palabras para describir el caos que tenía dentro.
—¿Es... lo que creo que es? —preguntó Juanjo, con la voz casi en un susurro.
Martin asintió, y de golpe sintió cómo el peso de la situación le aplastaba los pulmones. Las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos mientras veía a Juanjo cruzar la habitación y arrodillarse frente a él. Pero la presión dentro de él era demasiado.
—No puedo, Juanjo... —dijo al fin, apartando las manos de las de él—. No puedo con esta mierda. Esto no puede estar pasando, joder.
Juanjo frunció el ceño, intentando calmarlo con la mirada.
—Martin, escucha. Respira conmigo. Estamos juntos en esto, ¿vale?
—¡No! —Martin se puso de pie de golpe, haciendo que la cama rechinara—. No estamos juntos, Juanjo. Esto nos supera, ¿no lo ves? ¡No sabemos qué cojones estamos haciendo con nuestras vidas! ¿Cómo coño vamos a cuidar de un bebé? —El tono de su voz subió mientras sus ojos se llenaban de desesperación—. ¡Esto es una puta locura! Y tú... ¡tú estás tan tranquilo como si esto fuera cualquier mierda!
Juanjo apretó la mandíbula, su paciencia empezando a agotarse.
—¿Tranquilo? ¿De verdad crees que estoy tranquilo? —dijo, poniéndose de pie para enfrentarlo—. Estoy cagado de miedo, Martin, igual que tú. Pero alguien tiene que mantener la puta calma aquí, porque si no, nos vamos a la mierda los dos.
Las palabras de Juanjo cayeron como un martillazo, pero solo hicieron que Martin se encendiera más.
—¡No necesito que me mantengas calmado, Juanjo! ¡Necesito que dejes de actuar como si todo estuviera bajo control, porque no lo está!
Juanjo suspiró, cruzándose de brazos, claramente intentando contenerse.
—¿Y qué coño quieres que haga, eh? ¿Que me ponga a llorar contigo? Eso no va a solucionar nada, Martin.
Martin lo miró con una mezcla de incredulidad y furia. Su pecho subía y bajaba con fuerza mientras las palabras se acumulaban en su garganta.
—¡Cierra la puta boca de una vez! —gritó, su voz rompiéndose con cada palabra—. ¡Siempre tienes que soltar tu mierda, siempre tienes que decir algo! Por eso todo el mundo te llama bocazas, Juanjo. ¡Porque no sabes callarte ni un puto segundo, ni siquiera cuando la situación te lo exige!
El impacto fue devastador. Juanjo parpadeó, como si acabara de recibir un golpe físico. Dio un paso atrás, su expresión endureciéndose mientras el silencio caía como una losa. Pero sus ojos, esos ojos oscuros que siempre lo miraban con amor, ahora estaban llenos de una mezcla de incredulidad y dolor.
—¿Eso es lo que piensas de mí? —preguntó, su voz baja, casi temblorosa.
Martin quiso dar marcha atrás, tragarse sus palabras.
—Yo... no quise decir eso...
—¡Claro que quisiste! —rugió Juanjo, su voz cargada de una furia contenida que explotó como una tormenta—. ¡Crees que soy un puto bocazas, ¿no?! Que no sirvo para nada más que hablar. ¡Pues adivina qué, Martin! Si hablo es porque mientras tú te hundes en tu mierda, alguien tiene que intentar que esto no se nos venga abajo.
Martin sintió que el aire le faltaba, pero su rabia no le permitió detenerse.
—¡No me vengas con esa mierda de que estás intentando salvarnos! —respondió, su voz subiendo cada vez más—. ¡Lo único que haces es buscar tener razón, como siempre! ¡Ni siquiera sabes cómo estar en silencio y escuchar!
Juanjo soltó una carcajada amarga, llevándose las manos al cabello con frustración.
—¿Escuchar? ¿De verdad estás hablando de escuchar cuando lo único que haces es atacarme cada vez que estás asustado? —gritó, señalándolo con un dedo acusador—. ¿Quieres que me calle? ¡Perfecto! Pero no me pidas que cargue con todo esto yo solo mientras tú te dedicas a lanzarme mierda.
Martin sintió que algo dentro de él se rompía. Las lágrimas corrían por sus mejillas, pero no podía parar, como si todo lo que llevaba dentro estuviera saliendo de golpe.
—¡No soy yo el que siempre tiene que ser el héroe, Juanjo! ¡No soy yo el que se cree perfecto todo el puto tiempo!
Juanjo dio un paso hacia él, su mirada ardiendo.
—¡Tienes razón, Martin! No eres el héroe. Pero tampoco eres la puta víctima, ¿vale? —exclamó, su voz quebrándose al final—. Estoy aquí, contigo. Cagado de miedo, igual que tú. Pero no pienso dejar que esto nos rompa. Ni a ti, ni a mí, ni a lo que somos. Porque te amo, joder, aunque a veces no sé si tú me amas igual.
El comentario fue como un cuchillo directo al pecho de Martin. Su rabia se desmoronó de golpe, dejando solo el miedo y la culpa.
—Juanjo... yo te amo. Lo juro... —dijo entre sollozos, rogándole de rodillas —. Solo estoy tan perdido que no sé cómo... cómo manejarlo.
Juanjo lleno de dolor, decidió dejarle espacio y salió a la terraza a fumarse un cigarrillo, o quizás dos, tres, quien sabe.
— Juanji... lo siento... —dijo Martin entrando a la terraza. — Lo siento por ser tan cabezota, gilipollas, inutil... —dijo Martin hablando demasiado rapido y continuando auto insultándose.
— Martin... —interrumpió Juanjo, pero Martin no paraba. — ¡Martin, para! —subió la voz Juanjo cogiéndole de los hombros. — No te digas eso, no eres nada de eso... entiendo que estes agobiado pero quiero que me pidas ayudas, en cuanto la necesites, ni un minuto mas ni menos. Siempre voy a estar aqui para ti, y nunca pienses que vas a ser una carga para mi, nunca lo seras, eres mi novio y voy a estar en momentos buenos y malos, como este. Ahora lo ves con miedo, pero cuando veas una mezcla de un mini tu y un mini yo, lo vas a flipar, tu enseñandole euskera, y yo jotas. Lo vamos a hacer juntos... ¿recuerdas? "poco a poco, y juntos" o tal vez recuerdes este, en la cocina de la academia despues de haber venido de la gala 7. "Tu y yo, juntos inmunes" —.
Martin se tiro casi encima de Juanjo. — Claro que me acuerdo... —susurró Martín escondido en el cuello de Juanjo. — Te amo de aqui hasta las estrellas, do. —.
— Y yo 10^ 10 x 10, dovio. —dijo Juanjo, y le dio besos por toda su cara hasta llegar a sus labios, donde le dio un beso lento, con la luz tenue de las farolas.
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Perdón por haber estado desaparecida, con los examenes finales y eso... Mañana (hoy a las 00:00) seguramente publicare por el añito de los majos 😭.
Estoy escribiendo ideas, si me quereis dejar más, yo encantada.
Esto es un pedido de @BlancaMartinezLopez.
Us vull 💟.
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One shots +18 - Juantin/majos
RomanceVan a ser one shots +18 Martin SIEMPRE va a ser el Omega y Juanjo el Alfa. PUEDE AVER FALTAS DE ORTOGRAFIA.