Sigo sin asimilar que Ryan vaya a trabajar aquí todo el curso. Demasiada coincidencia. Me pregunto cuándo le entrevistaría Michael...
De todos modos, no debo pensar tanto en el chico nuevo. Me está distrayendo demasiado.
Una parte de mi quiere llamar a mis tres amigas y contarles lo sucedido, pero la otra parte quiere que mis amigas no se percaten de que el chico me llama excesivamente la atención.
Pueden llegar a ser muy liantas.
Me acuerdo del primer año de instituto. Tuve la gran suerte de coincidir con mis cuatro mejores amigas en la misma clase. A pesar de ser nuevas, nos hicimos conocidas en poco tiempo. De tal manera que comencé a despertar el interés de un número elevado de chicos del instituto. Y mis amigas, se ocuparon personalmente de responder las cartas de amor que llegaban a mi taquilla.La mayoría de ellos me miraban al día siguiente con el mayor desprecio posible. Nunca llegué a leer ninguna de las cartas que enviaban mis amigas, pero me puedo imaginar que su contenido no era precisamente grato. Desde entonces prefiero evitar hablar de amor con ellas. Bueno, con ellas y con nadie. La relación entre Marc y yo comenzó realmente bien. Llegué a pensar que realmente podía darme lo que esperaba que me diera. En un principio, cumplía todas mis expectativas y todo el mundo decía que hacíamos una pareja perfecta. Pasado el mes, empezaron las discusiones... Y al segundo comprendí que era un capullo y que nunca llegaría a ser lo suficientemente bueno para mi.
Así que corté con él, pero sigue esperando que volvamos. Aunque no lo reconocería ni loco... Es demasiado chulo y orgulloso. Tal y como soy yo. Creo que ese fue uno de los motivos por lo que no funcionó lo nuestro.
Terminó de etiquetar todos mis libros con el nombre de "Ross Lively" y le pido a Michael que me llevé al centro de la ciudad.
Allí me reúno con Jenny en el Macy's para ir de compras. En las tiendas de Malta no había llegado la nueva temporada de invierno. Sin embargo aquí en San Francisco todas las tiendas están ya repletas de abrigos, botas altas y prendas de invierno.
-¿Qué te ha parecido el primer día?- me pregunta mientras subimos las escaleras mecánicas.
-No ha estado mal. Sinceramente, prefiero los días en Malta bebiendo piñas coladas mientras tomo el sol. Pero presiento que este año va ser diferente, no va a haber tanta rutina como en los cursos pasados.
-¿Qué te hace pensar eso?
-Simplemente intuición, ya sabes mi sexto sentido-le digo aludiendo a Ryan.
-Pues ese sentido nunca falla, de tal manera que supongo que el último día tendré que darte la razón.-me sonríe y nos dirigimos a una de nuestras tiendas favoritas de vestidos.
Cojo unos diez vestidos y me los pruebo esperando que Jenny me de el visto bueno.
Salgo del probador y adoptó con cada vestido una pose sexy distinta haciendo reír a mi amiga pelirroja y captando la atención de un chico que se encuentra apoyado en la pared.
Está esperando a que su novia, que se encuentra en el interior del probador, termine de probarse la ropa que ha escogido.
Disimula mirando la pantalla de su móvil. Me pruebo un vestido ajustado color granate. El color oscuro de la prenda hace que resalte el tono claro de mi pelo y su forma marca todas mis curvas.
Sin duda este vestido es el que mejor me sienta. Abro la cortina del probador y el chico de la pared me mira de arriba a abajo. Está vez no se molesta en disimular y se queda embobado mirándome.
El chico es atractivo. Con el mismo tono de piel que yo y de mirada intensa. Sin embargo su reacción resulta ridícula y hace que me sienta totalmente superior a él.
Jenny se da cuenta y empieza a reír. Ambas lo hacemos.
Paso delante de él y me suelto la coleta que recogía mi pelo. Un movimiento que nunca falla.
Se acerca a nosotras mientras pago los vestidos y me da un trozo de papel con su número de teléfono.
-Llámame preciosa-me dice y puedo notar sus ganas. Me guiña el ojo y vuelve al probador mientras su pobre novia continúa probándose ropa con la esperanza de que le gusten a su novio los modelitos...
Termino las compras y Michael se encuentra fuera esperando con el Audi a8.
Una vez dentro del coche le agradezco su puntualidad y él me responde:
-Simplemente me limito a hacer bien mi trabajo señorita-y veo a través de espejo retrovisor como se asoma una tímida sonrisa.
-Por cierto, respecto al nuevo chico de la piscina... Me gustaría conocer más sobre él. Porque le has contratado tú... ¿no?-pregunto dudosa.
-Sí-afirma. La verdad que no he podido entrevistarle como me hubiera gustado, puesto que el anterior empleado avisó con muy poco tiempo de antelación su ida. Pretendía que tuvieran usted y sus amigas la piscina limpia antes de que se acabara el buen tiempo. Así que he contratado al primero que se ha presentado.
-¿Qué día presentó su solicitud?
-Hoy mismo señorita. Me llamó a mi número de teléfono sobre las 13.00
¡¿Hoy?! A esa hora estábamos en la cafetería del instituto... Y no recuerdo haberle visto coger el teléfono.
-Bueno, en realidad no fue él quien llamó. Era una voz de mujer quien me informó que Ryan estaba interesado en el puesto.
¿Una voz de mujer? Me resulta muy raro. No sería tal vez... ¡¿su novia?! No, imposible. Ryan ha llegado hace poco a Estados Unidos, no le ha dado tiempo ha entablar una relación con nadie... Además su primo se lo habría contado a Jenny... O tal vez no.
De todos modos... ¿Qué más da si tiene novia? A mi ese chico no me interesa en absoluto. Sólo me atrae, nada más.
Intento auto convencerme de ello.
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¡Dame lo que necesito!
Teen FictionRoss desde pequeña ha sido el centro de atención y siempre ha tenido lo que ha querido: ropa, maquillaje, chicos locos por ella... Pero la vida de Ross no es tan perfecta como todo el mundo cree, nunca ha recibido ninguna clase de amor y es lo que m...