Capítulo 2. ¿De qué va?

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Nos dirigimos todas a la entrada, allí está Jason, el novio de Jenny. Sonríe a mi amiga giñándola un ojo. Jason es el novio número siete de la lista de Jenny, ella dice que van a durar mucho, porque el siete es el número de la suerte. Pero todas creemos que van a durar un telediario, Jason no tiene fama de ser muy fiel. De todos modos, Jenny tampoco lo es.
La pelirroja y yo hemos coincidido en la mayoría de las clases y eso me preocupa, no se calla ni debajo del agua y es complicado prestar atención al profesor con ella al lado.
Nos despedimos las dos de las mellizas y entramos en el laboratorio. Para mi sorpresa, este año los sitios tienen una pegatina con nuestro nombre, lo que quiere decir que no nos podemos sentar donde queramos. Busco mi sitio y Jenny hace lo mismo.
Estamos bastante alejadas, su mesa está cerca de la pizarra y yo estoy casi en el fondo del aula.
Se acerca un chico delgaducho y con la cara llena de acné. Le conozco.
Me copié de su examen de historia hace dos años y saqué la mejor nota posible. Creo que es el mejor compañero de laboratorio, le dejaré que haga todo y como soy irresistible no se negará, como el día del examen de historia.
De repente, un chico alto y moreno con unas bonitas rayban negras es lo suficiente rápido para cambiar la pegatina del empollón y poner su nombre en la silla.
El chaval intenta protestar pero el "gafas de sol" le hace un gesto amenazante y el friki se caga patas abajo.
-¿De qué vas?- le digo. Este no es tu sitio y tampoco puedes cambiarlo.
Se baja momentáneamente las rayban dejando al descubierto unos ojazos azules e intensos. Y sorprendemente inyectados en sangre. ¡Genial! Me ha tocado un porrero de compañero. Me guiña el ojo con chulería ignorando mi protesta y mira al frente apoyando un brazo sobre la mesa de atrás. Sonríe mostrando la dentadura más perfecta y perfecta que he visto en vida. Me incomoda un poco su presencia y que estoy dando toquecitos nerviosa con el boli en la mesa de prácticas que compartimos.
-Pensaba que preferías tener a un buenorro de compañero, ¿o te ponen los tipos como aquel?- me provoca el muy creído.
Resoplo y le miro con mala cara.
-El tipo de chicos que me pongan no es de tu incumbencia , pero te aseguro que como tú no.
-Créeme nena que sí que me importa. Por lo que veo tu gusto es peculiar. Hago como si no le hubiese escuchado y el profesor comienza a introducir la asignatura y a proporcionarnos los criterios de calificación. Intento seguir el ritmo de la clase y tomar apuntes pero el "gafas de sol"no para de mirarme.
El profesor le llama la atención:
- El de las gafas de sol, ¿cómo te llamas?
Antes de responder, me sonríe:
- Me llamo Ryan- toda la clase se le queda mirando. Veo como algunas chicas se dan codazos entre ellas y susurran cosas como: "Está buenísimo", "¿Le has visto alguna vez? Porque yo nunca", "Es muy misterioso" y algunos chicos: "¿Qué clase de gilipollas lleva unas gafas de sol dentro de clase?"
El profesor pide silencio y le ordena quitarse las gafas. Lo hace de inmediato y sin protestar. Todo el mundo le mira a él y a sus ojos rojos.
Y ahora se comenta si ha venido al laboratorio a aprender a hacer crack o LSD para dejar la marihuana. Parece que todos los comentarios le dan lgual y continua mirándome el resto de la clase.

Nos reunimos Jenny y yo con las mellizas y para nuestra sorpresa están con Marc y Danny en una mesa.
Nos unimos a ellos y nos dejan a Marc y a mi solos mientras ellos van a coger sus bandejas con comida.
Lo de dejarnos solos seguro que ha sido idea de Kate y los demás la han seguido el rollo.
-Estando así de morena estás más buena que de costumbre.-dice de repente.
Los piropos de Marc no me sonrojan lo más mínimo. Estoy colocada en dirección a la puerta de la cafetería y veo como entra el chico de las gafas de sol en la cafetería. Esta vez, pasa desapercibido. Ignorando los comentarios obscenos de mi ex miro a mi compañero de laboratorio de arriba a abajo.
Sigue llevando las dichosas rayban pero ahora sobre su cabello corto y oscuro. El rojo de sus ojos ha disminuido considerablemente. Me mira y le devuelvo la mirada por unos instantes, me ruborizo.
-Ey nena, hacía mucho tiempo que no te sacaba los colores-añade el iluso de Marc. Se cree que he reaccionado así por su comentario.- Sigo siendo irresistible para ti rubilla.
-Más quisieras Marc, tus encantos creo que se han quedado de vacaciones.
Casi se atraganta del corte y bebe agua. Parece que se le han pasado las ganas de coquetear.
Llegan los demás con las bandejas, se sientan y no puedo evitar expresar mi curiosidad por Ryan:
-¿Veis al chico que está en la cola?- todos asienten.
-Como para no verle con el culo que tiene- añade divertida Alison.
Muy cierto, tiene un culo respingon muy inusual.
-Que suerte tienes capulla de tenerle de compañero de laboratorio ¡Os he visto e intentaba ligar contigo monada!
Jenny grita lo suficientemente alto y Ryan se gira. Presiento que sabe que estamos hablando de él.
Marc parece mostrarse celoso y aunque no dice nada, su cara lo dice todo.
Aparece Jason y se besa con Jenny.
Ryan se sienta junto a él y me quedo anonadada.
-Chicos os presento a mi primo Ryan. Viene de Málaga, que por si no lo sabéis está en España. Estos son: Marc, Danny, mi novia, Alison ,Kate y Ro...
Antes de que terminara de pronuciar mi nombre le corta Marc:
-¡Mi chica! Ross.
Me quedo perpleja, no me puedo creer lo que acabo de oir ¡Me acaba de presentar como su novia!
-¿Tu chica? Marc lo nuestro se acabó hace ya tiempo. No sé que mosca te ha picado. Gracias Jason por presentarme pero ya le conocía de antes, aunque no me he presentado debidamente.
Me levanto del asiento y me acerco a Ryan, le doy dos besos en las mejillas y por detrás está Marc rabioso.
-Me alegro de que no seas la chica de nadie.
El comentario del nuevo nos deja asombrados, yo me ruborizo durante unos segundos pero recupero mi postura.
-Eso es una indirecta-dice Kate.
A lo que respondo:
-Gracias por la aclaración guapa. Voy a por el postre.
Me levanto al igual que Ryan, se dispone a acompañarme.
-Antes de compañero en el laboratorio, en la comida y ahora me acompañas a por el postre ¿eres mi pegatina?
-Sería un placer serlo Ross-sonríe burlón.
La forma en la que ha pronuciado mi nombre ha sido extremadamente sexy. Su voz ya lo es de por sí, pero esto me ha podido. Además, me suelen llamar rubita, rubia, rubilla... Nunca por mi nombre, o por lo menos nunca lo he escuchado dicho de esa forma.
-Para ser español tienes un inglés muy bueno- cambio de tema mientras cojo un flan. Me agarra de la mano y tira de mi hacia la puerta que da a unas escaleras externas de la cafetería.
-¡¿Qué demonios haces?!- le gritó sosteniendo el flan con la otra mano y la otra sujeta por él.
-Perdona Ross, sólo quería hablar en un lugar más tranquilo.No hacía falta que gritaras.
Me suelta la mano y se aproxima cerca, demasiado cerca. Su mirada se fija en la mia y sonríe. Es tan guapo.
-No me llames Ross.
-Si es tu nombre- discrepa. ¿Te pone nerviosa, Ross?
-Para de llamarme así.
Intento alejarme un poco de él, casi puedo sentir su calor corporal y su olor masuclino, pero se acerca de nuevo.
-Solo si te pone nerviosa Ross.
Me sudan las manos, esto no es propio en mí. ¿Desde cuando me incomoda la presencia de un chico?
-Claro que no me pone nerviosa. Estoy muy tranquila.
-Perfecto Ross. Pero me has mentido. Lo noto.
Aparece Kate, gracias a dios.
-¿Qué hacéis aquí solos los dos? ¿No ibais a por el postre?
-Me ha preguntado Ryan a dónde daba la puerta trasera de la cafetería y se lo estaba enseñando.- miento.
Ryan me guiña un ojo y sin que Kate lo note, me pellizca suavemente en el lado derecho de la cadera.
¿De qué va?

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