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★ un (no tan inesperado) encuentro ★

Había pasado un tiempo desde la última vez que vió a Charles, y no sabía si eso la tranquilizaba o le causaba ansiedad. Digo, no siempre te reencuentras con la persona que alguna vez amaste-y aún amas-hablan de cosas sin sentido y vuelves a parecer una adolescente de 15 años que apenas está viviendo las mieles del primer-y peor-amor.

El cielo gris de Londres parecía una constante, pero Violet nunca se había quejado de eso. Había algo reconfortante en el ritmo lento de la ciudad bajo esa luz melancólica. Caminaba al lado de Franchesca y Evangeline, quienes parecían más interesadas en cuchichear entre ellas que en disfrutar del paseo.

-¿Podemos entrar aquí? -pidió Fran, señalando un café con un cartel que prometía los mejores macarons de la ciudad.

Violet no tuvo tiempo de decir que sí o no, porque ya estaban cruzando la puerta. No era un lugar grande, pero tenía encanto: mesas pequeñas, una barra repleta de dulces y el aroma irresistible del café recién molido.

Mientras sus amigas discutían qué pedir, Violet se excusó para buscar una mesa. Se sentó cerca de la ventana, sacó su teléfono y empezó a revisar correos sin mucho interés. No se dio cuenta de que alguien se acercaba hasta que oyó esa voz familiar.

-¿Siempre tan ocupada?

Violet levantó la mirada rápidamente y ahí estaba Charles. No tenía que verlo dos veces para reconocerlo: la chaqueta de cuero oscura, el cabello un poco revuelto y esa sonrisa que parecía quedarse a medio camino entre tímida y confiada.

-¿Qué haces aquí? -preguntó sin rodeos, aunque el corazón le latía un poco más rápido.

-Eso debería preguntártelo yo. Londres es mi territorio, ¿recuerdas? si olvidamos que soy de Mónaco -respondió él, con un gesto que abarcaba todo.

Violet alzó una ceja.

-¿Tu ciudad? Claro, no como si yo nunca hubiese vivido aquí.

Charles rio suavemente y señaló la silla frente a ella.

-¿Te importa si me siento?

Ella lo pensó. Algo dentro de su cabeza decía que esto era obra de Fran y Evie. Pero al mismo tiempo, no quería que se fuera.

-Adelante.

Charles tomó asiento y durante un momento solo hubo un silencio incómodo entre ellos. Violet miraba por la ventana, fingiendo interés en la calle, mientras Charles giraba su taza entre las manos.

-¿Cómo están las chicas? -preguntó de repente, rompiendo la tensión.

-Bien. Les va bien con el trabajo. ¿Por qué? -respondió Violet, sin dejar de mirarlo.

-Porque las vi hace un par de días. Pensé que quizá me hubieran mencionado que estabas en Londres.

Violet chasqueó la lengua. Ahora todo tenía sentido.

-Claro, porque este encuentro fue casual, ¿verdad?

Charles sonrió, pero no negó nada.

-¿Habrías venido si sabías que estaría aquí?

Ella no respondió enseguida. Miró su taza, luego volvió a alzar la vista.

-No sé. Tal vez no.

-Entonces supongo que tengo que agradecerles.

MY LUCK!!!, Charles LecrercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora