MY LUCK!!!, Charles Lecrerc

firts problem: disturbs

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Violet y Charles estaban juntos—como siempre— lo cuál es muy bueno.

Es justo lo que Charles se repetía todos los días después del drama con Max, digo, no es nada grato ver que la gente cree un ship de uno de sus mejores amigos con la chica que ama. Pero ya lo superó.

O al menos eso cree.

Esa tarde habían decidido salir un rato, la agenda de ambos era demasiado apretada como para desperdiciar los pocos días que tienen para estar juntos.

Una cafetería, dos croissants, y mucho chocolate caliente. Una gran día los esperaba.

—Y entonces Max dijo que…

Violet hablaba con entusiasmo, pero Charles dejó de escuchar después de ese nombre.

Max.

Max otra vez.

Max en cada conversación.

Max en sus fotos.

Max siendo la maldita sombra de su relación.

Se odió por sentirse así. Sabía que no tenía razón, sabía que Max estaba enamorado de Fran. Pero una parte irracional de su cerebro—esa que aún no terminaba de sanar la herida de la primera vez que Violet se fue—le gritaba que si ya lo había hecho una vez, podía hacerlo otra.

—¿Charles?

Violet lo miró con curiosidad. Él apenas se dio cuenta de que tenía los puños cerrados sobre la mesa.

—¿Qué?

—Te pregunté qué opinabas, pero creo que no estabas escuchando.

—No, no estaba.

Violet frunció el ceño.

—¿Qué pasa?

Y Charles intentó respirar. Intentó decirse a sí mismo que era una estupidez. Pero no pudo.

—Lo mismo de siempre, Violet.

Ella se enderezó.

—¿Lo mismo de siempre?

—Max.

Los ojos de Violet se abrieron con incredulidad.

—¿Otra vez con eso?

—¿Cómo no voy a estar con eso si lo mencionas todo el tiempo?

—¡Porque es mi amigo! ¿Quieres que lo ignore solo porque tú no soportas escucharlo?

—No es eso y lo sabes.

—No, Charles, no lo sé. Porque, según tú, ya lo habías superado.

—¡Pues supongo que no!

Las personas en la cafetería giraron a verlos, pero a Charles le importaba un carajo. Violet cruzó los brazos, furiosa.

—¿Qué quieres que haga, entonces? ¿Que borre a Max de mi vida?

—No lo sé, Violet, pero tal vez podrías no actuar como si fuera más importante que yo.

Ella rió sin humor.

—Eso es ridículo.

—¡Es lo que parece!

—¡Pues no lo es! Y si sigues sintiéndote así, entonces el problema no soy yo, Charles, eres tú.