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Después de un rato de ser cargada, ama paró en frente de la iglesia local.

Ella tocó la puerta principal de madera con un ritmo que no pude aprender. Después de un par de minutos la puerta se abrió y nos permitieron entrar.

Nos recibió una persona cuya capucha cubría su cara y no dejaba ver su cuerpo.

"Veo que has traído a tu nueva mascota." La persona de la capucha dijo.

"Así es." Ama respondió. Yo moví mi cabeza a un lado en confusión.

"¿Qué es mascota?" Pregunté.

"Lo que tú eres, niña linda." Respondió ama. "Por favor traigan la correa." Le ordenó al señor de la capucha que hizo un gesto afirmativo con el cuerpo y se fue para después regresar con una cadena atado a un collarín del mismo material que la cadena. El collarín tenía una bonita rosa negra que  destacaba de todo lo demás.

Ama me lo puso y yo le sonreí.

"¡Es muy bonito, ama! ¿Esto es parte del juego?" Le pregunté. Ella sonrió de vuelta.

"No, pronto pasarás a la zona de juego y vas a ganar para hacer orgullosa a tú ama." Asentí alegremente haciendo que la cadena haga un sonido gracioso.

"Muy bien... Vayamos hacia allá." Ama jaló de mi correa y caminamos por la carpeta roja de la iglesia entre las bancas.

Después abrió una puertecilla blanca atrás de una pintura enorme del Rey y entramos para después bajar por unas escaleras de piedra que me dieron mucho miedo. Me aferré del vestido de ama para que no me cayera.

Cuando llegamos al final de las escaleras, ama entró a un cuarto muy blanco y limpio que olía a algo muy raro.

En medio de la habitación había un señor con bata, encorvado, con cabello gris despeinado y gogles.

El señor se volteó y sonrió. Estaba empapado de sangre.

Abrí mis ojos de horror y suprimí un grito. Me escondí detrás de las piernas de ama.

Ama me jaló de la cadena para quitarme de sus piernas haciendo que el cuello me ardiera.

"A-ama me estás lastimando."  Murmuré.

"Una niña buena guarda silencio. Tú no estás siendo una niña buena." Dijo. Alzó su mano y me dio una bofetada. Lágrimas salieron de mis ojos y se mezclaban con la sangre que escurría de mi boca y mi nariz.

Ama se limpió su mano en su ropa y sacudió la cabeza.

"Ya sabes qué hacer. Haz que funcione de una maldita vez." Le dijo ama al señor.

El señor me miró de una manera que me hizo temblar de miedo.

"¡Sí, sí! ¡Ella se ve fuerte! ¡Seguro que esta vez funciona!" Dijo alegremente el señor.

"Más vale que así sea. Ella ya va a ser la sexta de esta semana, no quiero más fracasos." Hubo una pausa hasta que ama te miró. "Este es el juego; 'si no te mueves no te duele' y como el nombre lo dice, si te mueves pierdes y tú castigo es el dolor." Sonrió y después se retiró de la habitación, dejando caer la cadena al piso. El señor tomó la cadena y me jaló hacia él y de sus bolsillos tomó una llave para después quitarme el collarín con ella y ponerla en la mesita.

"Ya escuchaste a tú ama. Ahora, recuéstate aquí y podemos empezar el juego." De pronto, pude ver todo lo que había en la habitación; máquinas, instrumentos filosos, sueros, líquidos de dudosa procedencia, una camilla y gatos que no parecían estar cómodos en una pequeña jaula.

El gato de sonrisa descompuesta (Detenida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora