Mientras dormía plácidamente me puse a pensar en lo que había dicho el señor.
'¿Para que sea la mejor?'
'¿La mejor en qué?'
Nadaba y nadaba entre preguntas que no tenían respuesta.
'Si esto es para que yo sea la mejor... Significa que es bueno.
Significa que el dolor es bueno.'
Esa fue a la conclusión que había llegado. Entonces... Algo cambió.
Fue un cambio bueno.
Muy bueno.
Después de... No sé cuánto tiempo, un sonido me había despertado. Era molesto y agudo.
Abrí mis ojos. La luz seguía siendo igual de cegadora, obligándome a parpadear hasta que me acostumbrara.
Gruñí un poco, pero no fue un gruñido al que estaba acostumbrada... Era diferente.
"¡Magnífico!" Escuché al señor gritar. "¡La transferencia de cuerdas vocales, oídos y tímpanos ha sido un éxito!" Siguió gritando de alegría.
Me pregunté qué habían significado algunas de las palabras que dijo.
Observé que en su mano traía una campana muy pequeña y me le quedé mirando con curiosidad, el señor notó esto y me sonrió con mucho entusiasmo.
"Oh... Ya vi que quieres saber qué es esto... Esto es una campana muy especial que emite un sonido que sólo los animales pueden oír y se les hace sumamente molesto. ¿¡No es increíble!? ¡Dios me ha dado la sabiduría para crearlo! ¡Él ha hecho que todo esto sea posible!" Dijo, seguido de esas carcajadas psicóticas tan típicas de él.
Se volteó a su mesita y agarró unas pinzas muy parecidas a las anteriores, pero eran más pequeñas y limpias.
"¡Abre la boca cariño! ¡Vamos a hacer que esa boquita tuya sea perfecta!" Él me comandó.
Abrí la boca sin decir nada y el se acercó a ella. Puso las pinzas en uno de mis colmillos y tiró de él.
Las pinzas tan limpias que tenía se mancharon junto con mi ropa y los gogles del señor, quién reía.
Yo no grité. Sentí el dolor, sí.
Pero... El dolor es bueno.
Sonreí y me reí igualmente. La sensación de dolor desapareció y ahora lo que quedaba era el sabor a sangre que inundaba mi boca.
El señor me indicó que la abriera de nuevo e hizo lo mismo con el otro colmillo, empapando mi playera con sangre.
El señor sacó de una bolsa dos colmillos afilados, mucho más largos y perfectamente blancos que en el otro extremo tenía una punta de metal en forma de tornillo.
Sabía qué es lo que debía de hacer, así que abrí mi boca de nuevo y el señor alegremente me insertó ambos colmillos, metiendo la punta de metal en mi encía y creando más sangre.
El dolor era indescriptible, inigualable y mis ojos eran cascadas de agua salada, cayendo junto con toda sanidad que tenía. Mi llanto se transformó en una risa, que después llegó a convertirse en carcajadas.
"¡Excellente! ¡Dios ha de estar celebrando junto con todos los ángeles por tí y por mí!" Gritó. Yo sólo sonreía. "Sólo queda un par de cosas más..." Sacó una jeringa con un líquido extraño. "Lo que contiene la jeringa son células frescas de gato... ¡Te harán perfecta! Así que... No te muevas." La jeringa atravesó mi pielo y se encajó en mi vena para que después liberara su contenido. "Lo último... Esto es la fase final... Nadie ha llegado hasta aquí... ¡Que Dios bendiga mis actos y que esto sea un éxito!" Se acercó a la utilería y de una maleta sacó una cola peluda del tono de mi cabello. Los trozos de pelo y carne estaban unidas a una punta que se parecía a los que tenían los colmillos. Se acercó a mi camilla y me soltó de los tobillos y muñecas, con cola en mano, me puso boca abajo y murmuró. "Es una pena que deba de hacerle esto a tu vestido... Pero es necesario..." No podía ver nada, pero sentí que su mano arrancó un pedazo de mi vestido por encima de mi trasero.
Después sentí como la punta me perforaba la piel hasta que tocó mi espina. Sentí la sangre que se derramaba por mis costados y se encharcaba en el suelo. Grité y lloré de agonía, pero una vez más eso se convirtió en una risa estruendosa y psicópata.
"El tornillo que te he puesto liberará un tipo de metal que cubrirá toda tu espina hasta llegar a tu cerebro, de tal manera que te permitirá mover la cola a tu gusto. ¡Dios me ha dicho que así será! ¡Él ha querido esto y yo... Yo le he complacido!" Pausó un momento. "Pero... Por ahora no lo trates de mover; podría arruinar los resultados..." Oí como sus pasos se alejaban mientras murmuraba. "Esto le encantará a..." El sonido de su voz fue abruptamente cortado una vez que salió del cuarto y cerró la puerta, dejándome sola. La sangre dejó de salir, pero me molestaba el 'tornillo' que me había puesto.
'¿Cómo habrá producido semejantes artilugios?'
'¿Cómo es que todavía no me había muerto?'
Esas eran las preguntas que más me atormentaban en mi soledad.
Los gatos de la jaula no habían dejado de maullar desde que el señor se fue.
Cuando quise que se callaran, después de varios minutos de que estuvieran maullando sin parar, decidí que quería decirles que se callaran, pero cuando lo hice... No salió más que un bufido sonoro.
En esos momentos mi sanidad volvía y regresaba; y por esos minutos pude volver a aferrarme a ella.¿Cómo es que una niña de cinco años pudo sobrevivir a semejante operación?
Todavía no encuentro la respuesta.
Sabía que la vida que tan acostumbrada me tenía desde que nací, había desaparecido.
No había más lágrimas que dar... Pero sí carcajadas psicóticas con las cuales ocultar mi pesar.
Y eso hice. Reí y reí hasta que mí estómago me dolió.
Una vez más, la sanidad se escapó de mis manos y sentí como si algo jalara mi cerebro desde adentro. Un terrible dolor de cabeza me atormentó por mucho tiempo. Hasta que me volví inconsciente, fue entonces que me di cuenta de que estaba atrapada en mi propia mente.
¿Pero que había sucedido?
"Shh, sé buena niña y no trates de hacer nada..." Alguien susurró. Traté de moverme, pero resultó inútil.
Ya no controlaba mi cuerpo.
Punto de vista de 'la otra Shizuka'.
La puerta emitió una vez más el sonido que indicaba que se abría y de ella entró el señor, seguido de mi ama.
"... Necesita reposar unos días para que las células actúen por completo." Dijo el señor. Ama asintió eufórica.
Me desataron de las muñecas y los tobillos y ama me volvió a poner el collarín.
Mi cuerpo estaba en constante dolor a pesar de que ya no sangraba.
"¡Déjame salir!"
Shh, todavía me necesitas, querida...
Yo me limitaba a sonreír todo el tiempo que ama me estuvo jalando del collarín hasta llegar a una recámara que más bien parecía calabozo.
No tenía idea de dónde estábamos y nunca pregunté.
Ama me obligó a dormir en un pequeño sillón a lado de su cama y así fue durante muchos días.
Pero, claro está... El descanso no fue para siempre.
~~
Lo siento si no está muy clara la última parte, espero encontrar una mejor manera de explicarlo una vez que mi cerebro se le ocurra la manera de hacerlo. En breve; la pequeña e inocente Shizuka que se presentó en un principio fue encerrada en su propia mente por otra parte suya que surge a partir de su traumatismo llamada temporalmente "la otra Shizuka". En el próximo capítulo se desarrollará más a fondo la nueva personalidad, así que estén al pendiente. Gracias por leer.
~MikasaOshiete
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El gato de sonrisa descompuesta (Detenida)
FanfictionShh, querida Tú aún me necesitas Y no necesitamos que él sepa ¿No queremos que crea que estás loca, cierto? Sé una buena niña para ama y para mí Y así, ningún daño podrá alcanzarte "El mundo es un lugar tan bello... Pero tan peligroso"