Una parte de la moneda

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Capítulo 4 : Una parte de la moneda

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Jerza trató de calmarse mientras caminaban hacia la fuente central del jardín. Sabía que su reacción anterior no había sido la mejor, pero no podía evitar sentirse frustrado por la forma en que Andrea rechazaba todo intento de acercamiento. Decidió intentar un enfoque diferente.

-Andrea, entiendo tus dudas, pero ¿realmente has pensado en lo que podría salir bien de esto? A veces, las cosas inesperadas pueden ser lo mejor que nos pasa.

Andrea lo miró, arqueando una ceja.

-¿Salir bien? Jerza, apenas te conozco. Esto no es un cuento de hadas, es mi vida.

Jerza sonrió, aunque había un destello de algo más detrás de su mirada.

-Precisamente. Apenas nos conocemos, y tal vez si dejas de resistirte tanto, podrías descubrir que no soy tan terrible como crees. Podríamos hacer que esto funcione, Andrea. Incluso podría ser mejor de lo que imaginas.

El tono de Jerza tenía un matiz persuasivo, casi encantador, pero Andrea no era fácil de convencer. Antes de que pudiera responder, su teléfono vibró en su bolso. Sacó el dispositivo y vio el nombre de Lucas en la pantalla.

-¿Lucas? -murmuró para sí misma, pero lo suficientemente alto como para que Jerza escuchara.

La expresión de Jerza cambió de inmediato. Sus cejas se fruncieron y su mandíbula se tensó.

-¿Quién es Lucas? -preguntó, tratando de sonar indiferente, aunque su tono era claramente inquisitivo.

Andrea ignoró su pregunta y contestó la llamada.

-¡Lucas! Qué sorpresa. ¿Cómo estás? -dijo con una sonrisa en los labios.

Jerza se cruzó de brazos, observándola con atención mientras hablaba con aquel desconocido. La forma en que Andrea sonreía, cómo su tono de voz se volvía más relajado y cálido, le molestó más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Andrea siguió hablando con Lucas durante varios minutos, riendo de vez en cuando. Jerza intentó mantener la compostura, pero la paciencia no era su punto fuerte. Finalmente, cuando Andrea colgó, él no pudo contenerse más.

-¿Lucas, eh? ¿Un amigo? -preguntó con un tono cargado de sarcasmo.

Andrea lo miró, notando la expresión en su rostro.

-Sí, un amigo. ¿Por qué lo preguntas? -respondió, sin intención de darle explicaciones.

Jerza dio un paso hacia ella, su postura rígida.

-No parece que sea solo un amigo. No sé qué clase de relación tienes con él, pero si vamos a intentar algo aquí, creo que deberías ser honesta conmigo.

Andrea bufó, incrédula.

-¿Honesta contigo? Jerza, no tengo ninguna obligación de explicarte mi vida. Lucas es alguien importante para mí, pero eso no tiene nada que ver contigo.

La respuesta directa de Andrea hizo que Jerza apretara los puños.

-¿Alguien importante? ¿Más importante que todo lo que nuestras familias han planeado? -preguntó, sus palabras teñidas de celos.

Andrea lo miró fijamente, sin ceder terreno.

-Tal vez. Y si eso te molesta, es tu problema, no mío.

El aire entre ellos se volvió denso, cargado de tensión. Jerza respiró hondo, intentando recuperar el control.

-Andrea, estoy intentando hacer esto funcionar, pero no puedo hacerlo solo. Si no estás dispuesta a dejar a un lado ciertas cosas, entonces quizá esto sea más complicado de lo que pensé.

Andrea no respondió de inmediato. En su interior, sabía que Jerza estaba tratando de manipularla, de hacerla sentir culpable por no priorizar lo que él quería. Pero también sabía que no podía permitir que eso la afectara.

-No estoy dispuesta a renunciar a mi vida solo porque tú o nuestras familias lo quieran. Si realmente quieres hacer esto funcionar, entonces tendrás que aceptar que no todo gira a tu alrededor, Jerza.

Sus palabras eran firmes, y Jerza lo supo. Por primera vez, entendió que Andrea no era alguien que pudiera ser fácilmente influenciada. Sin embargo, eso solo aumentó su deseo de encontrar la forma de ganarse su lugar en su vida, aunque el camino estuviera lleno de desafíos.

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Jerza suavizó su postura y dejó escapar un suspiro, como si se arrepintiera de su tono anterior. Se llevó las manos a los bolsillos y bajó la mirada por un instante, luego alzó sus ojos verdes brillantes hacia Andrea con una expresión que mezclaba frustración y vulnerabilidad.

-Mira, Andrea -dijo en un tono más calmado-, entiendo que no me veas como alguien digno de tu confianza. Pero ¿sabes lo difícil que ha sido para mí aceptar esto también? Yo tampoco pedí que nuestras familias decidieran por nosotros, pero aquí estamos.

Andrea lo observó, algo desconcertada por su cambio repentino de actitud.

-Jerza, no es cuestión de confianza, es cuestión de libertad. Yo solo quiero tomar mis propias decisiones.

Jerza dio un paso hacia ella, su mirada intensa atrapando la de Andrea.

-¿Y crees que yo no quiero lo mismo? Pero no siempre tenemos la libertad de hacer lo que queremos. Tú y yo estamos en esto juntos, Andrea. Podríamos odiarnos o podríamos intentar encontrar algo bueno en todo esto. Pero cada vez que me rechazas, siento que no te importa lo que yo también estoy pasando.

Las palabras de Jerza tocaron una fibra sensible en Andrea. Por un momento, se sintió culpable. Era cierto que no había considerado cómo él podría estar lidiando con la situación.

-No es eso... -murmuró, bajando un poco la guardia.

Jerza aprovechó ese momento para acercarse aún más. Su voz se volvió casi un susurro, suave pero firme.

-¿Por qué no intentamos, solo intentamos, conocernos de verdad? ¿Qué tienes que perder? Si no funciona, al menos podremos decir que lo intentamos, pero si ni siquiera le das una oportunidad... entonces estarías cerrando la puerta antes de tiempo.

Andrea dudó, jugando con el borde de su vestido.

-Es que no estoy segura...

Jerza colocó una mano en su brazo, un toque ligero pero lo suficientemente significativo como para llamar su atención.

-No tienes que estar segura ahora. Déjame demostrarte que esto puede ser diferente. Sé que Lucas es importante para ti, y no quiero interponerme en tu vida, pero ¿no crees que merecemos al menos la oportunidad de ver si esto tiene sentido?

Andrea alzó la vista, encontrándose con los ojos verdes de Jerza. Había algo en su mirada, una mezcla de sinceridad y determinación, que comenzó a desarmarla.

-Supongo que... podríamos intentarlo. Pero no prometo nada -respondió finalmente, sintiendo cómo su resistencia se debilitaba.

Jerza sonrió, satisfecho con su pequeña victoria.

-Eso es todo lo que pido, Andrea. Una oportunidad. No te arrepentirás.

Mientras caminaban hacia la salida del jardín, Andrea no podía evitar preguntarse si estaba tomando la decisión correcta. Por primera vez, sentía que Jerza tenía la capacidad de desarmar las barreras que había construido para protegerse.

Lo que no sabía era que esa mezcla de dulzura y vulnerabilidad de Jerza no era del todo genuina. Él sabía exactamente cómo manipular sus emociones para acercarse a ella, y no pensaba detenerse ahora que había logrado un pequeño avance.

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⏰ Última actualización: Jan 20 ⏰

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