Capítulo 37: Caída parte 1

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La habitación estaba en penumbras cuando Wei Ying abrió los ojos lentamente. El dolor en su cuerpo era leve, pero un peso invisible parecía hundirlo en el colchón. Se giró ligeramente y sus ojos se encontraron con la figura de Wen Rouhan, sentado junto a la cama, inclinado hacia él con el ceño fruncido en una expresión que mezclaba preocupación y cansancio. Al sentir el movimiento, Wen Rouhan reaccionó de inmediato. 

— Wei Ying —dijo en un susurro urgente, inclinándose hacia él—. Gracias a los cielos, estás despierto. 

Los ojos de Wei Ying, todavía nublados por el sueño, se enfocaron en la intensa mirada de Wen Rouhan. Podía sentir la calidez de su mano envolviendo la suya, como un ancla en medio de un mar tormentoso. 

—¿Qué… qué ocurrió? —preguntó con voz quebrada, aunque en su interior una sensación de inquietud comenzaba a instalarse. 

Wen Rouhan pareció dudar por un momento, como si las palabras fueran demasiado difíciles de decir. Finalmente, apretó suavemente la mano de Wei Ying y habló con un tono contenido, pero cargado de emoción. 

—Te desmayaste. Llamé a los médicos… Wei Ying, estás embarazado. 

El mundo pareció detenerse para Wei Ying. Su mente, que ya estaba llena de sombras, ahora se sentía completamente desbordada. Por un instante, creyó que no había escuchado bien, pero la expresión grave de Wen Rouhan confirmó que no era una ilusión. 

—¿Embarazado? —repitió en un susurro, como si la palabra misma fuera un golpe físico. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y un nudo se formó en su garganta. 

Wen Rouhan asintió con cautela. 

—Sí. Pero… —vaciló, como si odiara lo que estaba a punto de decir—, los médicos han sido claros, Wei Ying. Este embarazo es extremadamente peligroso para ti. Quieren interrumpirlo para proteger tu vida. 

Las palabras de Wen Rouhan golpearon a Wei Ying como una ola helada. Sus lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas mientras cerraba los ojos, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Los recuerdos lo asaltaron como cuchillas: 

Su infancia, marcada por la pérdida, siempre lejos de un hogar real. El momento en que fue arrancado de su primer amor, con la promesa de que un sacrificio mayor traería paz. Dar a luz a un hijo que no quiso al principio, pero que luego se convirtió en el centro de su mundo. Amar profundamente a la persona que había destruido tanto en su vida. Y finalmente, la interminable cadena de pérdidas: las vidas que habían crecido en su vientre solo para ser arrebatadas antes de tiempo. 

Ahora, una vez más, el destino lo enfrentaba a la misma cruel ironía. Otra vida había surgido dentro de él, pero no era algo que pudiera conservar. El peso de todo aquello, sumado al plan que secretamente albergaba para la caída de la secta Wen y el imperio de Rouhan, lo abrumó. 

—¿Por qué a mí? —sollozó finalmente, su voz quebrándose mientras se cubría el rostro con las manos. 

Wen Rouhan lo observó en silencio durante un momento, su expresión mostrando algo más profundo que preocupación: un dolor silencioso, casi inexpresable. Finalmente, se inclinó hacia él y lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia su pecho. 

—Lo siento, Wei Ying —murmuró contra su cabello, su tono suave y lleno de una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver—. Lo siento tanto. Nunca quise que pasaras por esto otra vez. 

Las lágrimas de Wei Ying empaparon el frente de las túnicas de Wen Rouhan mientras sollozaba, incapaz de contener el torrente de emociones que lo consumía. Quería gritar, decirle que todo lo que Wen Rouhan representaba era parte de la causa de su sufrimiento. Pero no podía. No ahora. No con todo lo que estaba en juego. 

DOLOROSO ANHELO [WangXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora