¹¹➵𝒀𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒃𝒆𝒔𝒕 𝒇𝒓𝒊𝒆𝒏𝒅

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❝∘₊✧───𝑇𝑢́ 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑚𝑖 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑎

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❝∘₊✧───𝑇𝑢́ 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑚𝑖 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑎.❞

📍CENTRO MÉDICO, MYSTIC FALLS

No necesitaba abrir mis ojos para saber exactamente en dónde me encontraba. Todo era bastante familiar: el aroma, los sonidos, la suave camilla, las sabanas, las agujas en mis brazos, todo.

El hospital era mi segunda casa. He pasado toda mi vida aquí, e incluso todo el personal me conoce. No necesito presentarme.

Al abrir mis ojos, observe la habitación. Mi habitación. Hasta incluso, hace algunos años, consideré ponerle mi nombre, ya que pasaba todos mis días aquí. Pero hacerlo era aceptarlo por completo, y yo no quería eso. No quería aceptar mi destino, ni el estilo de vida que llevaría.

No me era extraño estar aquí, considerando mi situación hace algunas ¿Qué, dos horas o dos días? ¿Hace cuánto estoy aquí?

Dirigí mi vista hacia la ventana, encontrándome con el cielo soleado. Al menos el día estaba agradable. Aunque no creo salir pronto de aquí.

No quiero estar aquí. Nunca me gustaron los hospitales. No importa el tiempo que pase aquí y que sea ya como mi casa, nunca me gustaran. No soporto las miradas de lastima, no quiero su lastima.

Me senté recta en aquella horrible camilla y alguien entró a la habitación.

—Oh, Nat, querida, estás despierta. Qué bueno. —habló Lucia, la enfermera. Una mujer bajita, dulce y graciosa, de ojos marrones y pelo castaño. La conozco hace bastantes años.

Cada vez que era internada y ella quedaba a cargo de mi cuidado, charlábamos por horas o jugábamos, aunque jugar era realmente aburrido. Considerándo que no debía y podía moverme, la cantidad de juegos disponibles reducía. Fue mi primer amiga en este hospital.

Le sonreí levemente—. Hola, Lu. —reí—. Aquí estoy devuelta. ¿Me extrañaste?

Ella rió—. Oh, por supuesto, aunque eso suene mal —hizo una mueca.

Negué levemente—. Tranquila, no hay nada malo. Ya tocaba mi dosis de hospital.

Pronto se acomodó para empezar con su papel profesional.

—Nat, sufriste un desmayo, además de que te tuvimos que administrar vitaminas y demás. ¿Sabes por qué fue, no?

Asentí con la miraba hacia bajo—. Si, lo sé. No tomé mis medicamentos.

—Exacto, señorita. —ella suspiró—. Nat, querida, sabes que tienes que tomarlos. Esto es lo que te da fuerzas cada día. No puedes simplemente olvidarte de tomarlos. Ya lo sabes.

—Lo siento, no sucedera otra vez. —prometí.

Asintió—. Eso espero. —Lucia se acercó y colocó su mano sobre la mía—. Mira, Nat, sé que no es fácil, y sé que con los años haz perdido las esperanzas. Pero... no quiero recaídas, ¿si? No cometas una estupidez, que más adelante te puedas arrepentir.

𝑺 𝑰 𝑪 𝑲 ➶ ➴ 𝑲𝒍𝒂𝒖𝒔 𝑴𝒊𝒌𝒂𝒆𝒍𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora