🎀│𝐒𝐈𝐂𝐊 ── 𝐼 𝑗𝑢𝑠𝑡 𝑤𝑎𝑛𝑡 𝑡𝑜 𝑓𝑒𝑒𝑙 𝑎𝑙𝑖𝑣𝑒 ིྀ
➥La vida de Natasha Forbes era demasiado aburrida. El lidiar con una enfermedad desconocida era duro. Y por mucho que intente disfrutarla, no podía, no lo lograba. Quería u...
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❝∘₊✧───𝑌 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑡𝑢 𝑣𝑖𝑑𝑎❞
LA ALARMA SONÓ.
Me levanté de la cama y me dirigí hacía los baños. Luego de una ducha, me encontraba en el comedor desayunando tranquilamente. Comencé a sentirme observada. Era él. Mire a mi alrededor con atención, buscándolo.
Cabe recalcar que desde aquella vez en la azotea, seguimos hablando. Era divertido, pero algo raro. No sabría definirlo. Era serio, muy serio, parecía otra persona. Pero había días o momentos en los que parecía un comediante y otros días me ignoraba o era frío, y a veces era algo atrevido. Aunque estos días estuvo desaparecido.
Demasiado raro. Pero me gustaba, lo cual era malo, muy malo.
—¿A quién buscas, Desquiciada? —Una voz ronca susurró en mi oído. Me asusté y me di la vuelta para mirar al dueño.
Abrí mis ojos, su rostro estaba demasiado cerca del mío, podía sentir su respiración. Una sonrisa ladeada estaba en su rostro, parecía disfrutar de la situación.
—A nadie. Y no me llames desquiciada. —volví la atención a mi plato.
El chico que anteriormente estaba desayunando a mi lado, se fue casi corriendo luego de que Thomas lo mirará y se sentará en su lugar.
Él entrecerró sus ojos—. Mm... creo que me mientes. Y adivina qué. Odio las mentiras.
Alcé una ceja y lo miré—. Que pena. —Hice una mueca de lastima—. Yo soy muy buena mentirosa. —Sonreí.
Thomas me observó divertido—. Creo que podría aguantarlo por ti.
Blanqueo mis ojos y río secamente— Que considerado.
Él me observó intrigado—. ¿Por qué tan molesta, Desquiciada?
—Oh, no lo sé. ¿Será porque alguien que prometió ayudarme a salir de este maldito lugar no lo cumplió? —pregunté enojada.
Él rió levemente—. Oh, ya veo. —asiente—. Si, mis disculpas. Tuve unos... problemas que resolver.
—¿Cuáles problemas? —pregunté.
Él me miró y soltó—. No son de tu incumbencia.
Bufe—. Aburrido... Entonces, ¿cuándo saldremos de aquí?
—Cuando yo lo decida. —soltó seco.
—¿Y eso cuándo sería?
Él me miró fijamente y soltó lentamente—. Pronto, Desquiciada... pronto.
Dejé a un lado mi desayuno—. ¿Cómo lo haremos?
Thomas rodó lo ojos, fastidiado—. Haces muchas preguntas, ¿nunca te lo dijeron?