Aurora Yaxley tuvo la mala suerte de nacer en una familia de puristas y seguidores del Señor Tenebroso, quien permanece escondido hasta el momento de recuperar fuerzas para tomar de nuevo el mundo mágico. Una joven con decisión propia, con valentía...
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La cena empezó con la selección de casa de los de primer año, que se veían muy nerviosos. Aurora se la pasaba saludando a los niños que entraban a Gryffindor mientras que Fred y George se encargan de confundirles y hacerles soltar su primera risa al llegar al castillo, presentándose como los mejores gemelos en todo Hogwarts.
Al término de la ceremonia, el director del colegio se levantó para saludarlos a todos antes del banquete de bienvenida.
—A los nuevos —dijo Dumbledore con voz sonora, los brazos abiertos y extendidos y una radiante sonrisa en los labios— les digo: ¡bienvenidos! Y a los que no son nuevos les repito: ¡bienvenidos otra vez! En toda reunión hay un momento adecuado para los discursos, y como éste no lo es, ¡al ataque!
Las palabras de Dumbledore fueron recibidas con risas y aplausos, y el director se sentó con sumo cuidado y se echó la larga barba sobre un hombro para que no se le metiera en el plato, pues la comida había aparecido por arte de magia, y las cinco largas mesas estaban llenas a rebosar de trozos de carne asada, pasteles y bandejas de verduras, pan, salsas y jarras de zumo de calabaza.
—Amo mucho la comida —comentó Fred sirviéndose demasiada carne en su plato.
—Fred toma verduras —le dijo Aurora sirviéndole un par de zanahorias y papa.
—No quiero, quítalas —pidió el pelirrojo.
—¡Tienes que comer verduras! —le metió a la boca una zanahoria haciendo que se ahogara mientras que Lee y George se están carcajeando—. Ustedes también sírvanse verduras —ordenó haciendo que dejaran de reír.
—Sí, señora —respondió Lee ligeramente asustando.
—¿Algo más, mamá? —preguntó George ligeramente burlón.
—¡Casi me matas loca! —lloriqueó Fred—. Por eso las verduras son malas —informó.
—Eres un dramático —resopló Aurora sirviéndose más verduras que carne.
—Serás una mamá muy aburrida —dijo Lee ganándose una mala mirada por parte de Aurora.
—Bueno, Georgie se encargará de darle calderos de chocolate a sus hijos, ¿verdad hermanito? —dijo Fred palmeando a su gemelo.
Las mejillas de ambos tomaron un color realmente rojo y el cabello de Aurora dejó de ser azul tomando un color violeta chillón.
—Consideren el nombre de Lee si es niño, me parece único —aseguró el moreno.