A las afueras del bosque del rey ada, zeldris encontró a una niña abandonada.
Al verla sola decidió llevarla al castillo del rey demonio.
El tras observarla, descubrió que no era una niña normal y acepto que se quedara, pero solo con la condición d...
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Delidy estaba sentada en el suelo frío de su habitación.
Había pasado tanto tiempo alli que ya había perdido la noción de los días.
La comida seguía apareciendo mágicamente, pero no le importaba, era como si el lugar intentara mantenerla con vida por obligación, no por cuidado.
Miró alrededor de la habitación, todo era igual paredes grises, silencio y esa barrera maldita que la separaba del resto de todo.
-¿dónde está? *pensó, apoyando la cabeza en sus rodillas*
No sabía nada de él, no sabía si estaba bien, si seguía luchando, si siquiera pensaba en ella.
Para no perder la cordura, delidy había encontrado una distracción, en un rincón, había descubierto un baúl lleno de ropas viejas.
Muchas estaban rotas o eran demasiado grandes para ella.
Decidió arreglarlas, coser y bordar era lo único que le daba una sensación de propósito.
Esa tarde, estaba trabajando en un vestido azul con bordados de flores.
Sus manos se movían automáticamente, no podía evitarlo siempre terminaba pensando en meliodas, en cómo había llegado a confiar en él, en cómo lo había seguido al infierno, creyendo en sus palabras.
Pero últimamente, las dudas se colaban en su corazón.
-¿de verdad me quiere? *se preguntó*
Esa pregunta la atormentaba cada vez más.
Meliodas siempre decía que haría cualquier cosa para protegerla, pero si eso era cierto ¿por qué la había dejado sola?
La barrera que la rodeaba era una prueba de su poder, de su decisión de apartarla del peligro.
Sin embargo, para delidy, también era una prueba su ausencia.
Miró la barrera, levantó la mano y la posó en el aire, donde podía sentir la energía demoniaca vibrando.
Podría intentar romperla si quisiera, pero nunca lo había hecho.
-el y elizabeth se conocieron durante siglos *pensó, cerrando los ojos*
La idea le dolía, meliodas y elizabeth habían compartido una historia larga y profunda, un amor que parecía eterno.
En comparación, lo que ella tenía con meliodas se sentía tan... pequeño.
Se esforzaba por creer en él, en lo que le había prometido, pero era difícil.
Se levantó y caminó hacia la barrera.
Siempre lo hacía cuando estaba a punto de perder la esperanza, como si al tocarla pudiera sentir alguna conexión con meliodas.
Pero esta vez, al posar su mano en la energía brillante, no sintió consuelo.
-si me quisiera, estaría aquí, no me habría dejado sola
Se giró, volviendo al centro de la habitación.
Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos, pero las apartó rápidamente.
Había llorado tanto en los primeros días que ahora sentía que ya no tenía derecho a hacerlo.
A veces trataba de justificarse.
-quizás está ocupado... quizás no puede venir.
Pero otras veces, la duda volvía más fuerte.
-¿y si simplemente no quería venir?
Se sentó de nuevo, recogiendo el vestido azul que había dejado a medias.
Pero esta vez, no podía concentrarse en el bordado.
-no soy elizabeth.
No era elizabeth, y nunca lo sería.
Elizabeth era especial para Meliodas. Habían compartido tantas vidas juntos, tantos momentos que ella jamás podría igualar.
Era imposible no sentirse como una sombra a su lado.
Delidy respiró hondo y miró el vestido.
Había bordado flores en el borde, pero no dejó caer al suelo y miró hacia la puerta.
-¿por qué sigo aquí?
Podía romper la barrera si quería, lo sabía pero algo la detenía.
Una pequeña parte de ella seguía aferrándose a la idea de que meliodas volvería.
Que había una razón para todo esto.
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¡Feliz Año Nuevo a todos/as!🥳
Gracias por acompañarme este año en este proyecto. 🫶🏼
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