No fue una cita.

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Fuimos a su auto, yo agarrada de él, cojeando debido a la inyección para el dolor que me había puesto la enfermera.

Me senté en el asiento del copiloto.

-¿Y? ¿A dónde vamos?- Le pregunté.

-¿Sabes que podría ser un violador o un asesino en serie?- Me preguntó- ¿No te da miedo?

-En eso mismo pensé en la enfermería ¿sabes?... No. No me das miedo.- Le miré a esos ojos que se estaban convirtiendo en una especie de atracción de los míos, empezaba a sentir un magnetismo en su mirada, que me hacía no querer despegar mis ojos negros como el carbón de los suyos, grises como la plata.

Nos quedamos así, solo mirándonos, por unos laaaargos segundos.

-Me gustan tus ojos.- Dijo él, mirándome de la misma forma que yo lo miraba a él.

-Y a mí los tuyos...- ¿QUE DIJE? Carraspeé nerviosa.- Digo, gracias, muchas gracias.

El rió mostrando sus caninos, algo afilados. Si existieran los vampiros u hombres lobos, pensaría que es uno de ellos, una belleza extremadamente grande, unos ojos hipnotizantes y una sexy sonrisa lobuna.

Me removí en mi asiento incomoda.

El arrancó el auto y le miré pidiéndole una explicación.

-Vamos a mi café favorito, espero te guste el indie.- Dijo encendiendo el auto y poniendo Radioactive de Imagine Dragons.

Sonreí y comencé a cantar.

Im waking up.

I feel it in my bones, enough to make my systems blow, welcome to the new age, to the new age, welcome to the new age... To the new age.

Wooh, Wooh, Im radioactive, radioactive.

-Veo que si te gusta.- Comentó siguiéndome.

-Sí, el indie, indie rock y rock. Soy digamos algo ecléctica, escucho varios tipos de música siempre y cuando el ritmo sea chulo y no sea denigrante ni estúpida.- Observé y el asintió con una sonrisa de satisfacción que no se le borraba de la cara.

-¿Y ahora qué? ¿Qué es tan gracioso?- Pregunté rodando los ojos.

-Si vuelves a rodas los ojos, te voy a azotar.- Abrí mis ojos como platos. Pasmada.

-¿Qué has dicho?- Pregunté incrédula.

-Lo que has oído.- Dijo como si nada.

-Veo que también lo has leído.- Dije shockeada.

-Si... También lo leí, pequeña pervertida.- Me dijo.

Bufé.

-¿Disculpa? Aquí el pervertido eres tú, que me insinúa esas cosas como si nada, plebe.- Le corté los ojos y este estalló en risas.

-Me agradas.- Dijo este.

-¿En serio? Creí que acosabas a las chicas que te caían mal, ¿sabes? Y que te ofrecías a cuidarlas en la enfermería porque las odiabas.- Dije sarcástica.

-Ay, Lori, que haremos contigo y tu sarcasmo.- Dijo condescendiente.

-¿Lori?- Pregunté incrédula.

-Si, Lori, todos te dicen Aine y Loraine es feo.- Me respondió.

-¡Oye!- Reímos unos minutos.

- Es mentira.- Me dijo al cabo de un rato.

-¿El qué?

-Que tu nombre es feo, es una gran mentira, me encanta tu nombre.- Me dijo y yo sentí como mis mejillas se encendían. Nunca he sido buena recibiendo cumplidos, nunca sabía que decir.

Miss Sarcasm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora