Silencios

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Hola, este es un capitulo demasiado corto pero es un obsequio,  un pequeño adelanto porque se que estan esperando saber un poco mas de lo que ocurrió de ese encuentro. Esta es mi manera de comenzar mis largas tardanzas al actualizar mis fics.


Espero lo disfruten. Besos.

*o*O*o*


El silencio es roto por cortos suspiros, por la respiración agitada y el palpitar de un corazón agónico de placeres que no puede contener y se desbordan sin miramientos.

Sus manos pequeñas de largos dedos se aferra a la tonificada espalda de su amante, arañándole la piel intentando contener esa revolución interna que provoca cuando entra en su interior tan profundamente que siente de momentos que se pierde en el éxtasis, en esa nebulosa que la aturde y que la hace pedir mas mientras aprieta sus piernas en torno a sus caderas, suplicando que no se detenga.

Los oídos le zumban, a pesar de todo escucha esas palabras dulces y a veces obscenas cuando el también parece perder el control por el vacío húmedo de su intimidad estrecha amoldada a su falo erecto.

Cada parte de su piel arde en un calor interno que sofoca y busca a ciegas una satisfacción que va encumbrando en temblores lánguidos.

Besos húmedos son depositados en la tierna y sensible piel de su cuello. No puede evitar arquear su espalda entregada a lo que siente, perdida y enloquecida por la marabunta de hormigas que parecen hacer un festín en sus entrañas. Ese movimiento le da acceso a sus senos de pezones oscurecidos y erectos, el no es del tipo que no tome lo que bien se le ofrece por lo que apresa uno de esos montes redondo es su boca, succionando primero lentamente y después con tal determinación que la hace gritar de gozo.

-¡Mírame! –Pide con voz enronquecida y ella obediente levanta el rostro para verle depositar un último beso entre sus pechos antes de anclar su mirada a la suya.

Los movimientos erráticos se ralentizan manteniéndola al borde al igual que el, saca su pene con una lentitud desgarradora para después entrar de nuevo mandando una marea de calor que los hace temblar a ambos.

"...Es hermosa..." –Piensa al admirar su rostro.

Tiene las mejillas arreboladas, los labios rojos e hinchados y esos divinos ojos brillantes y deseosos de alcanzar el cielo en cualquier instante, su piel brilla sudorosa y enrojecida, palpitante y exitada.

Sin apartar los ojos de los suyos la alza sin salir de su interior húmedo, caminando con presteza hacia el sofá de dos plazas que engalana el despacho. La tumba con cuidado, besando sus labios queriendo decir tantas cosas que no sabe cómo expresar.

Hermione lo sabe, al fin entiende todas esas cosas que quiere decirle. Lo sabe por el brillo de esos ojos de plata de pupilas dilatadas y la manera en que la mira, lo siente en la devoción de sus carias, en las pausas en su respiración. Todo le dice –Te amo.

No podía ser incorrecto amarle y sentir ese fuego carcomiéndoles por dentro, surgiendo no de sus deseos si no de sus corazones.

El amor por Theo siempre estaría ahí, en el refugio de si pecho, en el tiempo que se regalaron mutuamente, en ese pequeño niño de cabellos castaños, ojos azules y sonrisa radiante.

No tenía que olvidarle, ni sustituirlo en su vida y es su corazón. Ahora lo entiende como una verdad absoluta que le roba el poco aliento que le queda.

Se siente dichosa en esos brazos fuertes que se aferran a su cuerpo con firmeza. Lo besa porque a perdido toda elocuencia y no hay manera de verbalizar lo que siente el uno por otro.

Por fin lo sabe. Se encuentra ante una repentina felicidad que le estruja el corazón hasta tenerla al borde de las lágrimas, aunque estas tiene un origen distinto a las tristezas que antes habían embargado su pecho.

Con ese silencio se han dicho todo, sin dejar de mirarse, sosteniéndose uno al otro sin separarse unidos en la intensidad de sus deseos, sin embargo, aun mas unidos por los latidos de su corazón.

La oscuridad se a disipado lentamente llevando consigo las dudas y la culpa. No hay cabida en el corazón de Hermione para arrepentimientos sin sentido. Tiene derecho a tomar lo que la vida le ofrece después de haberle quitado tanto.

Con mayor fuerza regresa el calor en sus cuerpos, haciendo de ese beso una bestia con vida propia que toma a su voluntad toda a su paso. Sus caderas se mueven cada vez mas a prisa buscando cobrar una vieja deuda.

Las palabras huyen de sus bocas sin sentido o cordura. Solo los insipientes gemidos y suspiros cortos rompen de nuevo el silencio.

Se mueve dentro y fuera, rápido. Encontrándose mareado por esos amores que se había negado a admitir. Entra profundo echándose hacia tras cuando siente la palpitante intimidad de Hermione contraerse en un orgasmo húmedo y delicioso.

Se deja ir así, sin más. Llevado por el mismo impulso del orgasmo de la única mujer que ha amado realmente.

Abrazados y desnudos se abrazan reponiéndose de la fatiga de los placeres.

-¿Crees que pronto tengamos un hijo? –Pregunta adormilada.

Draco le acaricia el vientre con la mirada llena de ilusión.

-Sera pronto pues no pienso dejarte salir hasta lograrlo. –Amenaza con una sonrisa ladeada.

-Creo que Sebastián no estada de acuerdo con tus planes, necesita de su madre.

-Estará encantado de saber que es por una buena causa. Tendrá un hermano para jugar.

Hermione ríos de buena gana con el dulce pensamiento de su hijo mayor correteando por la mansión con su hermano a lado.

. . .

Afuera del despacho entre las sombras alguien sonríe con la mente maquinando un nuevo movimiento.

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Entre Dos SerpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora