CAPÍTULO 4

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Melody Bonnet

Tengo 20 minutos buscando sobre el caso de la mujer que vi ayer, no he encontrado nada es como si se la hubiera llevado el viento o como si eso nunca hubiese pasado, estoy complacida con este lugar donde me estoy quedando, me atienden como reina y cuando llegue de hacerle la comida a Jacky, me harán masaje.

Recuerdo una de las tantas recetas de mi abuela y pienso hacerle a Jacky arroz con unos guisantes llamados guandú con coco, pechuga a la crema y patacones, ya se lo he hecho al niño y me dijo que le encantó, pero quiero que su padre me diga que tal.

Salgo y pido el transporte que me dan gratis, quiero ir a comprarle unas cosas a Jackson, tal vez unos de los tantos libros científicos que le gusta leer, es muy chiquito, pero inteligente también, sabe leer con cinco años y sí fui yo que le enseñé.

Cuando le dije a Deces sobre Jacky no fue por mal, o sea he estado con Jacky desde que tiene meses y créanme que me enorgullece que me diga mamá, es un niño muy hermoso, pero, así como es de hermoso, es de malicioso.

Todas las niñeras le huyen, les hace unas maldades que no son tan buenas que digamos, el punto es que todas terminan huyendo, le compro el libro que sé que le gustará lo vi leyendo el primer tomo y por eso le llevo el segundo.

Se estaciona en una tienda donde me encargo de comprarle ropa interior y cosas para que esté en la casa, me compro también unas bragas y ropa para estar allá, no he hablado con Janet, ni siquiera le he contado que me han echado o que básicamente trabajo para Deces.

Veo a dos hombres grandes en trajes mirándome directamente como si yo les diera miedo, se me hacen conocido pero no sé de dónde.

Después de una hora de aquí para allá, con las bolsas marcando mis brazos, salimos de las tiendas y me lleva a la casa de Deces, el chofer es un hombre que no habla mucho, siempre está callado y mejor así.

—¿Podría llevar mis bolsas a mi cuarto? Venga como en dos horas —el hombre solo asiente y se va, miro a la casa de mi padre y como siempre a esta hora nunca hay nadie.

Hay grandes furgonetas afuera las cuales se llevan cajas que salen de la casa de Deces, entro y me quedo en la sala donde me despojo de todas las bolsas que me dejaron las marcas.

Escucho los pasos de Jacky que viene corriendo en su bóxer de Venom, es fan de la película, se detiene a medio camino y observa mis brazos preocupado.

— ¿Mamá qué te pasó? —no me deja explicarle que se va corriendo y regresa con una crema y vendas —No tengas miedo de decirme quien fue, yo me haré cargo.

—Jackson —lo reprendo al escuchar como habla su mirada se oscurece mientras pone la crema en mis brazos con un cuidado supremo, es algo protector —no es necesario mi amor —le digo cuando empieza a poner la venda desde el codo hasta la muñeca.

—Lo es — le revoleteo la melena larga, voy a tener que cortársela de nuevo, a Jacky le crece el pelo muy rápido.

Dejo de moverle el pelo cuando escucho a su padre bajar las escaleras tiene el pelo suelto que es algo raro, este hombre nunca tiene el pelo suelto, con un traje negro el cual se le ajusta al cuerpo, no puedo evitar mirarlo de más mientras se acerca a nosotros y se acomoda en el sillón de enfrente.

No dice nada ni usa palabra, prefiero dejar de mirarlo para disimular un poco, a nadie le voy a negar que ese hombre tiene un atractivo para morirse.

—¿Para quién es toda es ropa mami? —dejo que termine de vendarme el ultimo, para empezar a sacarla viendo su emoción cuando le muestro el pijama de spiderman.

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