CAPÍTULO 1

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Vuelvan a leer el capítulo le agregue como 3mil palabras, hoy les subo el dos también.

Melody Bonnet

Lágrimas gordas caen por mis mejillas, mi nariz no deja de moquear ¿Por qué? ¿Por qué murió? Habíamos vivido tantos momentos juntos, me hizo sonreír millones de veces y aun así, él se fue.

Sigo llorando sin consuelo porque han matado a mi personaje literario favorito, voy 10 minutos tarde a la universidad y sigo aquí leyendo el libro que me hizo desvelarme anoche para que me dejaran así.

Lo peor de todo esto es que fue ella quien lo mató con 65 puñaladas, el libro tiene 80 millones de vistas, no sé cómo las personas son tan masoquistas.

O sea él era un mafioso, un sádico, un obsesivo, un empresario, pero nunca le fue infiel, tampoco violó a una chica «Recuerda que las mataba». Mente cállate que eso no cuenta y además eran malas.

Me levanto cuando termino de leer el epílogo, enjuago mi rostro y no soy tan brusca porque después podría tener el rostro rojo, mi tono de piel es muy pálido, pareciera que tuviera daltonismo, pero no, el simple hecho de tomarme fuerte deja las marca por horas.

Observo mis ojos azules y pongo algo de rímel en las pestañas, echo la cabeza hacia atrás cuando recuerdo su muerte, bajo rápido cuando escucho el grito de mi madre.

—Madre dime por favor que hay algo para desayunar —susurro abrazándola por detrás, pero me quito rápido ella odia que la toquen tanto.

—No —responde mirando el celular, sin ser tan comunicativa.

—Madre, pero si ayer estaba llena —refuto haciendo puchero, me siento a su lado con el estómago vacío.

—Y hoy no, Melody —me alejo cuando veo que se está hastiando de mí —mejor vete a estudiar.

—Bueno está bien, te quiero.

Me voy casi corriendo ya llego lo bastante tarde como para darme el lujo de caminar, trato de no reírme cuando veo a Janet afuera esperándome, tiene unos emparedados que me hacen agua la boca cuando me los ofrece, pero primero llevo el inhalador a mis labios.

Janet Dilix mi mejor amiga de la infancia, rubia con cuerpo de infarto y ojos igual a los míos, pero los de ella más oscuros.

—Me lo imaginé, te traje el inhalador—gracias a Dios nos dejan entrar, sí, tengo asma he aprendido a vivir con eso, pero cada vez se vuelve peor, más hace dos semanas aparentemente tuve buenos resultados—¿supiste del empresario tecnológico? llegó anoche.

—¡Qué! No sabía —me entrega el periódico donde me derrito cuando veo al hombre de pelo negro con la mandíbula apretada —Jacky siempre me habla de él, pero qué bueno que volvió, quiero hablar con él, dicen que tuvo un avance en la cura para el asma.

—Lo mismo escuché, pero si no llegamos a clases ahora nos meteremos en problemas —me pega en la espalda cuando casi me ahogo por comer tanto —despacio Mel.

Los alumnos nos miran mal como siempre, la verdad es que esto parece un centro de locos en vez de una universidad, nos sentamos juntas como siempre la maestra nos explica un nuevo tema del que no entiendo nada, más algo es algo, en cambio Janet ya hasta lo memoriza.

Tengo 20 años y este es mi último año al menos eso me dijo mi padre ya que mi mente no está en buen estado, ya luego les explico.

Después de tantas horas de arduo estudio salimos a comer, Janet me da más de la mitad de su comida y no me quejo, mañana le traeré un postre, tal vez una torta de chocolate, o galletas con chispas...

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