Pacto de sangre (rumaniaxlectora)parte 1

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Los personajes no me pertenecen: Van Helsing y el apellido Harker asen alusion al famoso libro Dracula publicado por Bram Stoker, Rumania pertenece a Hima-papa y la querida lectora pertenece a si misma, a sus padres, a su pais y en este caso a un vampiresco Rumano. 


Tus zapatos resuenan sobre la gris y destruida acera. La nebulosa nocturna, causada por las finas gotas que caen, le da un deje de tristeza a él ya oscuro y tétrico paisaje.

Las casas con estilos victorianos, su pobre fachada y su semblante sombrío nocturno. El silencio sobrecogedor, daba a entender la falta de almas despiertas a esas horas de tan avanzada noche.

Tu capa para la lluvia, se mueve débilmente por la brisa nocturna, tus botas están manchadas de lodo, al igual que el doblez de tu vestido.

Entras a una gran mansión, se ve algo derruida, las enredaderas en los muros se han encargado de darle un aspecto más abandonado. Golpeas y esperas respuesta. La puerta de doble hojas es abierta con un chirrido ensordecedor, producto de las oxidadas bisagras.

Caminaste lentamente sobre el extenso corredor hasta llegar a la sala.

-¿Y lo has conseguido?-dijo potente la voz de tu jefe apenas te vio entrar al lugar.

-Si señor Van Helsing-dijiste alcanzándole una maleta que habías estado cargando.

La abrió y sacó una cabeza, la cual aun tenía los ojos rubí abierto, dentro de su boca se encontraban grandes cantidades de ajo. De su desfigurada boca sobresalían dos colmillos de considerable tamaño.

-Un excelente trabajo como siempre mi querida (t/n)-dijo soltando una risa y contemplando la cabeza del ya muerto vampiro.

-Gracias doctor-dijiste haciendo una leve reverencia-ahora si me disculpa me retiro a mis aposentos.

-Está bien que descanses (t/n) sabes que mañana será un día bastante largo-dijo levantándose y con aun en su mano la cabeza, la contemplo-espero que estés ardiendo en el infierno vestía-dijo dejando la cabeza sobre la chimenea.

Te retiraste a tu habitación, te diste un baño para sacarte un poco el lodo y la sangre de aquel asqueroso ser que había muerto en tus manos. Terminaste de ponerte tu camisón y te fuiste a descansar.

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Caminaste lentamente dentro de aposento mortuorio. Un olor nauseabundo de cuerpos en descomposición inundo tus fosas nasales, al igual que el polvo y la suciedad del lugar. Algunos ataúdes se habían roto por el paso del tiempo, dejando expuesto huesos y extremidades esqueléticas.

Caminaste hasta un ataúd que se hallaba en una de las esquina de la cripta, cerca de este se hallaba el esqueleto que antes ocupaba lugar en esa caja de el descanso eterno.

Abriste lentamente el ataúd develando la figura que descansaba dentro, contemplaste el semblante pálido, el cabello rubio algo alborotado, unas extrañas y pobladas cejas oscuras y los grandes y blancos colmillos que sobresalían de la boca.

-Llego tu hora demonio-murmuraste antes de clavarle una estaca en su corazón.

El monstruo solo se retorció abriendo sus ojos desmesuradamente, unos orbes verdes como la esmeralda. Al ver que aun se retorcía, clavaste más la estaca en su pecho, hasta que el cuerpo de él no muerto quedo inmóvil para siempre. Para asegurarte de su muerte eterna, cortaste su cabeza, llenaste su boca con ajo y la metiste cuidadosamente en tu maleta. Rociaste con un poco de agua bendita el ataúd.

-Ahora ya puedes descansar en paz-dijiste mientras metías al esqueleto a su respectivo lugar de descanso.

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-Señor Van Helsing he llegado-dijiste entrando a la sala.

-Ho señorita Harker ¡, tenemos visita-dijo el doctor señalándote a un hombre robusto, de ojos claros y pelo cano.

-Así que esta es la famosa (t/n) Harker- dijo el hombre levantándose de su asiento y acercándose a ti extendiendo su regordeta mano-es un placer señorita (t/n).

-El placer es mío señor...-dijiste estrechando su mano.

-Duque John Stoker –dijo sonriendo con elegancia y soltando tu mano.

-Siéntate por favor (t/n) –dijo finalmente el doctor Van Helsing-este señor nos trae un pequeño problema que necesita de tu intervención querida (t/n)-.

Te sentaste y en una larga charla el Duque les explico la razón de su visita, habían tenido un muy triste accidente en su casa, una de sus doncellas había muerto a causa de una terrible anemia y sin ningún indicio de herida, solo unas pequeñas marcas en su cuello. Solo podía significar el acto de un vampiro.

-Prepara tus maletas (t/n) iras a Rumania-dijo el doctor.

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Bajaste del tren, respiraste hondamente para poder llenar tus pulmones de aire puro de la noche, luego de estar tanto tiempo encerrada dentro del vagón. Fuiste al vagón del equipaje y pediste tus maletas. Comenzando así la tortuosa caminata por el andén cargando tu equipaje.

-Necesita ayuda señorita?-dijo una voz detrás de ti.

Te giraste para chocar con unos orbes rojos como la sangre.


Continuara...

One_shots (talvez XD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora