Todo era en plan locura. Yo aceptando salir con un tío completamente desconocido para mí. Ni si quiera sabía por qué había aceptado. Quizás era porque quería salirme de mi rutina diaria ya que siempre era lo mismo: levantarme, ir al colegio, volver a mi casa, de vez en cuanto estudiar, y dormir. Ese era el ciclo. Ya que mis padres no me dejaban hacer absolutamente nada. Por eso nunca he tenido amigos, sin contar a Derek. Aunque a él sí se cuenta.
El caso es que ahora mismo estamos andando en su motocicleta que ni yo enterado de que tenía una. Era obvio que no iba a saber nada acerca de él ya que lo conozco hace casi nada y con suerte me sé su nombre y apellido.
Tengo mis manos al rededor de su cintura, sobre su chaqueta de cuero negra, como si mi vida dependiese de ello, es una sensación muy agradable. Creo que él notó que era mi primera vez que me subía a una motocicleta porque era muy notable. He andado en muchos coches, limusinas, hasta en un helicóptero, pero nunca en una motocicleta. Ya que mi padre tiene tanto dinero, que le sobra y se compra un transporte nuevo casi cada mes.
Vamos por un camino de tierra, luego de haber pasado todo el camino de pavimento y llegamos a un lugar que jamás he visitado. La verdad es que estoy sintiendo miedo, no debí haber aceptado. Creerse grande es malo, no sabes el riesgo que cometes al elegir algo sin pensarlo antes.
Veo un edificio. Hasta que me doy cuenta que no tiene ninguna luz encendida y veo que es una construcción abandonada, seguramente muy antigua. Detiene la moto frente a una mini-entrada y me dice que me baje. Le contesto con un okey y toma la motocicleta mientras avanza y la va empujando hasta dentro del lugar. Lo sigo en silencio y veo que está todo oscuro. Me dice:
Guillermo: Espera aquí.
Asiento. Me doy cuenta de lo estúpido que soy, ya que no puede ver y le respondo:
Yo: Bien.
Pasa tan sólo unos segundos, en los cuales no logro ver nada, y regresa con una linterna que me ciega al apuntarme directo a la cara. Pongo la mano frente a mis ojos para poder verle y está sonriendo.
-Ya te acostumbrarás- me dice -. No te puedo decir nada hasta mostrarte a lo que hemos venido.
-Me da mala espina este lugar.
-Tranquilo, he venido unas cuantas veces aquí- me responde.
Aún con su respuesta no me tranquilizo.Me dice que le siga y yo asiento. Pasamos por unos agujeros que conducen a otras habitaciones, que conducen a una escalera. Afuera no alcancé a ver cuanto de alto era, pero espero que no tengamos que subir hasta allá. Subimos y cuento cada escalón. 58 en total, creo. Me cansé muchísimo. Pasamos por muchas habitaciones cerradas y empuja una puerta en la última. Siento que todo el aire fresco me golpea la cara y por fin me tumbo en el suelo a respirar. En el trayecto nos hemos dicho unas pocas palabras, nada más. Él me mira desde arriba y veo que no le ha afectado en nada esta subida.
Me levanto y me quedo mirándolo, esperando que diga alguna palabra. No dice nada. Me detengo a observar su cara, sus ojos, y recién me doy cuenta de lo lindo que es. Pero no vinimos hasta aquí arriba para observarlo. Se da una vuelta y camina hasta llegar a una baranda de metal, que nos llega hasta un poco más arriba de la cintura. La vista es preciosa, podría decir que veo sus ojos en todas y cada una de las luces de la ciudad. Es muy bonito todo. Hasta él. Pero sigo preguntándome qué hemos venido a hacer aquí.
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Opuestos (Wigetta)
FanfictionCosas raras que Samuel logra ver. Encuentra a alguien llamado Guillermo, que le cambia la visión que tenía de lo que cree. Pasarán muchas cosas que ningún libro podría explicar ni en internet puede salir.