𝟢𝟤𝟥. The Koala Chronicles, Vol. II

213 20 0
                                    

⸻ 𝗣𝗵𝗶𝗹𝗮𝗱𝗲𝗹𝗽𝗵𝗶𝗮, 𝗣𝗔 ⸻

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⸻ 𝗣𝗵𝗶𝗹𝗮𝗱𝗲𝗹𝗽𝗵𝗶𝗮, 𝗣𝗔 ⸻

⸻ 𝗣𝗵𝗶𝗹𝗮𝗱𝗲𝗹𝗽𝗵𝗶𝗮, 𝗣𝗔 ⸻

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sandra's Pov —( ☁️ )—.

Apenas nos alejamos del instituto, y ya notaba que mi cuerpo entraba en modo zombie: los párpados me pesaban, y mis pies parecían arrastrarse por la acera. El sol estaba en ese punto medio de la tarde, demasiado alto como para ser atardecer, pero lo bastante bajo para darnos un respiro (y no achicharrarnos, aunque fuese noviembre). Walker me seguía el paso, con la mirada clavada en mí. Tenía esa sonrisa iluminada, como si fuera imposible borrársela de la cara.

—¿De verdad no te vas a aburrir de mí? —le solté, en un arrebato, girando la cabeza para observarlo.

—¿Aburrirme? —Él frunció el ceño, incrédulo—. Creo que es más fácil que Apolo aprenda a rapear antes de que yo me aburra de ti.

Solté una carcajada más fuerte de lo que imaginaba.

—¡Jo, qué comparación!

—¿No te gusta mi analogía? —respondió, fingiendo estar ofendido—. Apolo rapeando sería épico. Me lo imagino con un laurel dorado al revés y soltando rimas sobre la luz del sol.

Le di un suave codazo.

—Céntrate, poeta. Me refiero a que yo estoy hecha polvo, no creo que sea la mejor compañía del mundo ahora mismo.

—Shhh, no digas tonterías —replicó él, tomándome de la mano con un gesto ágil—. Me encanta verte con ojeras, me haces sentir importante.

—Claro, porque mis ojeras son el colmo de la belleza —repliqué con sarcasmo.

—¡Exacto! Y te lo digo en serio, me recuerdan a un mapache adorable.

—¡A un mapache! —resoplé, sin poder evitar reír.

Cruzamos un semáforo, y noté que un señor paseando a su perro se quedaba mirando la mano de Walker unida a la mía. Me entró un leve escalofrío paranoico: «¿Nos está reconociendo? ¿Reconoce a Walker? ¿O solo se asombra de que dos adolescentes se den la mano?»... Vale, era un señor cualquiera, seguramente no estaba pensando nada. Respiré hondo para calmar ese pequeño ataque de timidez.

𝙊𝙤𝙥𝙨! 𝙀𝙭𝙘𝙝𝙖𝙣𝙜𝙚 // 𝙒𝙖𝙡𝙠𝙚𝙧 𝙎𝙘𝙤𝙗𝙚𝙡𝙡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora