Prologo

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-¡J despierta tenemos que irnos!- Mi madre me gritaba, me levanté inmediatamente aún un poco desorientada.

-¿Qué?... ¿qué pasa mamá? ¿Qué quieres?- Le dije algo confundida, fruncí el ceño y miré directamente a mi mesita de noche, el reloj marcaba que eran las 2 de la mañana.- Mamá, ¿porque me levantas? Son las 2 de la mañana.

-No hay tiempo J, tenemos que irnos, vamos, vamos

-¿Qué? ¿Por qué me dices J si tú sabes mi nombre? Sabes perfectamente que me llam...

-Shhh, cállate, sé cuál es tu nombre soy tu madre, pero no dejes que ellos te escuchen.

-¿Qué? ¿No me escuche quién? ¿De qué hablas?

-J no hay tiempo luego te explicare ¡Maldita sea! - me dijo ella ya muy alterada, estaba demasiado desesperada, no entendía nada.

Nunca había escuchado a mi madre maldiciendo, no entendía la razón por la cual ella no quería decir mi nombre, la mire a los ojos y me di cuenta que había estado llorando, los tenía algo hinchados y rojos.

-¿Qué te pasa mamá? ¿Por qué tenemos que irnos? No entiendo nada.

No me respondió, ella simplemente se alejó de mi cama y agarro una mochila.

- J muévete, cámbiate ahora.

-¿ok?

Fui directamente a mi armario y escogí algo de ropa, unos simples shorts, una blusa holgada y tenis. Me metí al baño y me cambié.

Cuando salí del baño se escucharon golpes en la puerta principal, estaban golpeando demasiado fuerte, parecía que querían derribar la puerta.

-¡Ya están aquí! J vámonos.

Me tomo del brazo y me llevo hacia las escaleras. Era obvio que no podíamos salir por la puerta principal, y la puerta trasera podría estar bloqueada con las personas que querían entrar.

-Mamá no hay salida, la puerta trasera no creo que sea una buena opción.

-Si la hay- Me dijo de lo más segura, ¿De que hablaba? En la casa solo hay dos puertas por las que alguien podría salir, y no creo que saltemos por la ventana.

Observe dudosa a mi mamá, ella movió el sofá más grande y removió la alfombra, susurro algo en griego y apareció un destello de luz, se agacho y abrió una pequeña compuerta.

-Metete yo iré por Scott.

-¿Scott? ¿Qué tiene que ver Scott en esto?

-Solo quédate ¿sí?

Me miró con sus ojos azules y le hice caso y me metí a lo que parecía un pequeño refugio bajo la casa. Nunca había venido a este lugar ¡Ni siquiera sabía que existía!

Mi mamá cerró la puerta conmigo dentro y me dijo.-No te muevas y no hagas ruido.

Me quede sola ahí, en ese lugar mal oliente, apestaba como a madera podrida. Escuche un golpe, era la puerta, la habían derribado. Inmediatamente se escucharon sonidos de pasos y voces masculinas y una femenina. No entendía nada. Escuchaba como las voces se iban alejando, yo estaba acurrucada en un rincón, tratando de entender la situación, muchas preguntas rondaban mi cabeza ¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué mi mamá no quería decir mi nombre? ¿Qué tenía que ver Scott en todo esto? Esas preguntas y muchas más no dejaban de cruzar mi mente. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta cuando estaban abriendo la pequeña compuerta otra vez hasta que la luz inundó el lugar. Yo mantenía mis ojos cerrados y me acurrucaba aún más. No quería levantar la vista, estaba asustada, y no me di cuenta que estaba temblando hasta que siento que alguien pone la mano en mi hombro, estaba a punto de gritar hasta que escucho la inconfundible voz de Scott.

Iron HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora