Las vacaciones ya habían finalizado, me encontraba en el mismo sitio donde comenzó todo, en el patio de secundaria. Vi llegar a varios buenos amigos y entre ellos vi llegar a Dalia.
Por supuesto que la extrañe bastante, durante todas esas vacaciones jamas la logre sacar de mi mente, lo único que quería era poder ver esa bella sonrisa y ojos que me volvían loco.
Al momento en el que llegamos al salón de clases ella se voltio hacia mi y me pregunto que que tal habían estado mis vacaciones que si me la pase bien, yo le conteste que la había pasado bastante bien con mi familia, entonces ella me sonrió y me dejo totalmente atontado, tanto que no me percate que el profesor ya estaba presente en el aula y estaba esperando a que me levantara de mi lugar para poder iniciar la clase. Por supuesto que me avergonze mucho por estar pensando en Dalia. Y cuando ella me pregunto que porque me quede así, le conteste que estaba pensando en el regalo que le daría a mi madre en su cumpleaños.
Siguieron pasando los días, hasta que llegamos al mes de Febrero, una época que en ese momento era mi favorita para poder demostrarle mi cariño a Dalia y lo mucho que la valoro.
Llego el 14 de Febrero y muchas personas estaban muy nerviosas por lo que podría pasar ese gran día, pues en el colegio organizan los chavos de preparatoria una pequeña quermés para recaudar dinero para su graduación.
Un día antes todavía no me decidía que regalarle a Dalia, así que decidí pedirle ayuda a una de sus amigas. Ella me recomendó regalarte algún tipo de chocolate, pues a Dalia le fascinaban. No me decidía entre dos tipos de chocolates así que le lleve ambos y probaría suerte. Después al llegar a mi casa y ver algunas hojas de colores en mi escritorio decidí escribirle también una carta con una frase que será la mas especial y sincera que jamas le eh dedicado a una persona y es la siguiente:
"Nadie es perfecto, excepto tú cuando sonríes."
Al dársela ese día, su reacción fue inmediata, me dio un abrazo y un beso en la mejilla que jamas olvidare.
