Ya no me importaba nada.
Mi promedio bajo muchísimo yo solo iba a la escuela porque mis padres me mandaban, si fuera por mi en ese momento hubiese tomado unas vacaciones para pensar. La ventaja era que se aproximaban las vacaciones de semana santa y entonces si iba a haber tiempo para reflexionar sobre lo que debía hacer.
Esas 2 semanas fueron las mas largas de mi vida dentro y fuera de la escuela. Llegando de la escuela lo primero que hacia era irme a hacer ejercicio al gimnasio que estaba cerca de mi hogar, ahí desahogaba todo lo que me frustraba y enfurecía.
Al llegar las vacaciones mi abuela hizo un plan con sus amigas para viajar a Ixtapan, como siempre nos invitaron a ir. Esa era la mejor oportunidad para relajarme y dejar a un lado la escuela y a Dalia, pero no todo fue como esperábamos...
Al llegar a Ixtapan lo primero que hicimos fue buscar el hotel, pero al ir en camino llamaron a mi abuela para que arreglara unos papeles muy importantes de un terreno que iba a comprar. Tuvimos que buscar un banco que al parecer solo había uno por toda la zona. Tardamos aproximadamente unas 3 horas en buscar y arreglar los papeles. Ya por fin en el hotel, ya que estábamos listos para pasarla súper bien surgió otro problema con una de las tarjetas de crédito de las amigas de mi abuela, pasamos otros 30 minutos en el lobby en lo que se arreglaban con el banco.
Después de 2 horas de subir y desempacar pudimos disfrutar de la excelente alberca de agua termal.
Pasaron un par de días para que se presentaran otro tipo de problemas, ahora en el balneario cercano a el hotel, en un juego una de las amigas de mi abuela se accidento en un tobogán, la tuvieron que sacar del parque porque la herida era profunda y dolorosa. Al salir de la enfermería no podía creer lo mal que iba el paseo con tan mala suerte, pero mi forma de pensar cambio totalmente al ver un billete de $100 en el piso. Al llegar a casa del viaje note que ya faltaban menos de 4 días para regresar a clases. Y pensé que no podría estar cerca de Dalia sin sufrir.