¡Mi Estrella De Basquetbol!

•° capitulo veintitrés °•

Pov Marshall:

Ya habían pasado más de siete meses, hacia dos que había dejado mi carrera, no negare que me dolía dejar lo único interesante de mi vida, pero la rutina volvió odioso y tedioso el basquetbol para mi

Y no hablar de que ya no soportaba jugar contra de Chase, aunque era de vez en cuando las veces que pasaban, no podía soportarlo, además que quería estar con mi mejor amigo para cuidarlo pues Rocky no podría hacerlo

Estaba con el, Zuma no hacia más que platicar conmigo sobre nombres para bebe, canciones de cuna y escuelas

Yo solo escuchaba mientras masticaba la suave sandia, aunque es descortes.. admito yo no escuchaba lo más mínimo de lo que decía mi mejor amigo.. no podía parar de pensar en mi novio y sus hermosos ojos, ¿como estará, ya comió, estará tomando una siesta? Pensaba y pensaba en mi cabeza

— tierra llamando a Marshall.. Marshall responde estas ahí? — escuche su risita y de inmediato reaccione.

— lo siento mucho Zuma..  estaba pensando..

— en tu novio!

— deja de decir eso!.. bueno esque lo extraño.  — trate de ocultar mi tristeza en el comentario, supongo fue evidente pues sentí los brazos de Zuma atraerme hacia el. — cuidado.. puedo lastimarte.

— no soy de porcelana..

— no es por ti.. es por Keila. — trate de ocultar mi risa, algo que fue imposible.

— mh, como sabes que será una chica?

— porque tengo esto! — saque de mi bolsillo una ecografia.

— oye! De donde sacaste eso?.. era una sorpresa! — lo vi hacer un pequeño mohin, algo que me dio bastante risa.

— bueno.. cuando te quedaste dormido ayer por la tarde.

— que chismoso!

Todo el día fue risas y tranquilidad, comimos un poco de pay qué envió Rocky para su amado

Pero claro, yo fui el intruso y comí un poco

En la noche Zuma comenzó a sentirse mal, algo que rápidamente me alarmó y lo lleve a mi auto, conduciendo con mucha rapidez porque el empeoraba, y eso me mantenía bajo presión

— Tranquilo.. solo me duele un poco.. — el trataba de respirar pero era obvio que le era difícil.

— maldición, carajo, demonios! — comense a maldecir, era lo único que pasaba por mi mente.

— tks.. antes no decías eso. — trato de reír pero se alarmó cuando escucho el claxon de mi auto.

— lo siento!