1 de Febrero

4 1 0
                                    

Soy un eco en mi propio abismo,
un susurro apagado en un cuarto vacío,
rota en mil pedazos que no sé juntar,
porque cada intento de tocarlos me hiere más.

El duelo pesa como una sombra constante,
como un frío que no se marcha
aunque ardan mis lágrimas.
Las noches son un laberinto
donde cada rincón lleva a tu ausencia,
a lo que fuimos y a lo que nunca seremos.

Camino entre los restos de lo que fui,
como una desconocida en mi propia piel,
y cada espejo me devuelve un reflejo extraño,
la sombra de una mujer que soñaba
y hoy se arrastra entre escombros emocionales.

No sé reconstruirme,
no sé cómo llenar el vacío que dejaste,
porque tu ausencia es una herida abierta
que sangra recuerdos y dudas,
y el tiempo no parece tener cura.

Me encuentro atrapada en un ciclo de
preguntas que no tendrán respuesta,
de esperanzas que no quiero soltar,
aunque sé que son espinas en mis manos.

Rota, partida, vacía,
me siento como un libro sin final,
como una melodía que nunca termina,
atada a un duelo que no sé cómo enfrentar,
ni cómo sobrevivir sin perderme aún más.

Poesía Entre Las GrietasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora