Seis.

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Hoy era martes, han pasado dos dias desde la fiesta, dos dias de no ver a Cassie. Okay estoy exagerando. De nuevo llege a su apartamento y toqué la puerta. Y esta vez una chica con el cabello blanco cortado hasta un poco debajo de las orejas con las puntas disparadas a todos lados, los ojos grises, que traía puesto una clase de crop-top, una chaqueta negra de cuero con tachuelas. Unos jeans igualmente negros y rasgados con unos zapatos de botas igualmente negros con tachuelas. Los labios de un rojo sangre y bastante delineador negro, abrió la puerta. Era lo opuesto a Cassie. Llevaba una maleta y parecía apurada.
-Hola soy Camile.-
Me saludó y después se dio la vuelta y gritó hacia dentro del apartamento.
-¡HEY CASSIE! ¡TU CHICO HA LLEGADO!-
-¡CALLATE IDIOTA!-
Respondió de vuelta y causó la risa de Camile y la mía. Realmente su voz no concordaba para nada con sus palabras. Camile vio su reloj y sin siquiera decir nada mas, corrió hacía las escaleras bajando por ellas rápidamente. Escuché el sonido de una moto arrancar. Pasaron unos minutos y apareció Cassie, tan bella como siempre. De vuelta con ése camisón azul desgastado, su cabello enrulado despeinado un poco de maquillaje corrido. Venía tallandose los ojos como si acabará de despertar. Lo cual es gracioso ya que son las 2 de la tarde.
-Buenas tardes.-
Dijo somnolienta.
-Hey.-
Fue lo único que pude contestar. Ella me sonrió y tomó las cajas de pizza metiendolas a su departamento. Y sacando el dinero.
-Ten.- le di ahora no una servilleta. Si no una hoja, cuidadosamente doblada. Donde lo que primero se veía era:
De: Un tonto repartidor de pizzas.
A: Una linda chica con un camisón azul.
Su piel blanca hizo que su extremo enrojecimiento se notará más. Y eso se me hizo muy adorable. Ella puso las manos detras y empezo a mecerse de adelante a atras algo dudosa y mordiendose un labio con la mirada en el suelo.
Parecía una pequeña niña. Tenia ganas de tocar sus mejillas. De abrazarla y cuidarla.
No se como pasó pero de repente sentí los labios de Cassie sobre mi mejilla y me petrifique. Ella me dio una sonrisa tímida y ahora era yo quien estaba rojo.
-Gracias.- murmuro timida.
Me dio una última sonrisa y cerró su puerta.
Yo me quede unos minutos frente a la puerta tocandome la mejilla como idiota. Fue solo un beso en la mejilla por unos segundos. Pero para mi fue como llegar al cielo por un momento.

La chica del camison azul. (Editando.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora