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❛ 09 ❜

oo. ¿AMIGOS?

Supe que sería un inconveniente estar en la escuela con Dean y Félix cuando esté último se acercó alegremente a mí al terminar su taller de boxeo, mientras yo esperaba fuera del salón de danza a Dean. La sonrisa inocente del gran chico me hizo pensar en que no tenía idea en donde estaba metido justo ahora, solo por hablarme.

Dean eleva una de sus cejas cuando ve como Félix me saluda, sin embargo, decido ignorarlo y hacer como si no estuviese a metros de distancia.

—¿Cómo estás, Leny? Hoy no te vi en el día...

—Si, he estado ocupada. Realicé un par de talleres y terminé hace muy poco el papeleo —suspiro cansada, los pies ya comenzaban a dolerme. — ¿cómo estuvo tu clase?

—Oh, pues bien. A los chicos parece gustarle, es me tiene contento.

—A los chicos y a las chicas, al parecer.

Un par de chicas de noveno grado se despiden del moreno a mi lado, con una sonrisa bastante coqueta cuando pasan por nuestro lado. Aquello me hace reír, sobre todo porque las mejillas de Félix toman un color rosado cuando se da cuenta de lo que sucede.

—No es gracioso... —se queja, cruzando sus brazos. — ¿Nos iremos juntos hoy?

—Uh... —muerdo mi mejilla interna, sin saber que responder. Es allí cuando Dean sale del salón, saludando felizmente a Félix, quien recibe su saludo de la misma manera.

—¿Quieres ir a casa, Félix?

¿Dean acaba de invitarlo? ¿Luego de quejarse por el resto de la tarde de él? Debía estar bromeando.

—Podemos cocinar algo y beber cervezas, ¿qué te parece? —insiste mi compañero. Ruedo los ojos, queriendo pegarle en su hermoso rostro. — ¡Oh! Hoy juegan los Falcon...

—¿En serio? —en seguida Félix toma el rumbo de la conversación, extrañamente entusiasmado. — Me encantaría ir, si no es molestia.

—Claro que no, hermano. Vamos —lo toma por los hombros, guiándonos fuera de la escuela para ir por el auto.

Quien entiende a los hombres...

La conversación entre Dean y Félix fluía con facilidad una vez que llegamos al apartamento, además, estaban cocinando juntos. Me sorprendía lo rápido que habían conectado, considerando que Dean se había pasado la tarde quejándose de Félix.

—¡No, hombre! No puedes decir que los Falcon van a ganar esta temporada —insiste Félix, revolviendo la salsa en la sartén con una expresión incrédula.

—¿Bromeas? Están en su mejor momento —responde Dean con una sonrisa confiada, dándole un pequeño golpe en el brazo.

Ruedo los ojos y sonrío mientras termino de picar unas verduras en la mesa. Pero entonces, de la nada, una sensación extraña me golpea. Un mareo sutil, pero molesto. Siento el estómago vacío y una leve náusea, aunque no había razón para ello.

—Leny, ¿estás bien? —pregunta Félix, su voz cargada de curiosidad.

—Sí, sí... solo estoy cansada —respondo rápidamente, sin querer preocuparlos.

Dean deja su botella de cerveza sobre la encimera y se acerca, mirándome con el ceño fruncido.

—¿Segura? Has estado más callada de lo normal.

—Lo estoy, Dean —fuerzo una sonrisa—. Sigamos que, si no, la comida se enfría.

No parecieron convencidos, pero decidieron no insistir. Durante la cena, la conversación gira en torno al partido y a chistes entre los chicos, pero apenas logro probar bocado. Cada vez que intentaba comer, una sensación desagradable se instalaba en mi estómago.