Atsumu Miya, recién salido de una relación fallida con Hinata Shoyo, cree que ha perdido la fe en el amor y que no esta destinado a ser amado. Pero Sakusa Kiyoomi, con su mirada tentadora y sus susurros escalofriantes, está decidido a demostrarle qu...
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Capítulo 7:
Una faceta desconocida
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—Recuerda que el amor verdadero no se retiene, fluye y vuelve a ti cuando menos te lo esperas y en quien menos te imaginas.
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Kiyoomi
Un sonido. Una honda. Un molesto ruido.
Kiyoomi se incorporó con pesadez, la seda azul de su pijama pegada a su cuerpo por el calor atrapado entre las sábanas. Parpadeó un par de veces antes de girar la cabeza hacia su izquierda. A través del enorme ventanal de su habitación, la vista de Tokio se extendía en un sinfín de luces parpadeantes que iluminaban las calles y los imponentes rascacielos. Cada edificio departamental brillaba con intensidad, pequeños mundos en los que la vida seguía su curso sin él.
Restregó sus ojos y alargó la mano hacia la lámpara de su mesita de noche. La suave luz amarilla iluminó el espacio, revelando su teléfono vibrando incesantemente.
Revisó el reloj en su muñeca izquierda: eran más de las 11 de la noche.
Frunció el entrecejo y apretó el tabique de su nariz, cuestionándose si realmente valía la pena atender la llamada.
Levantó el celular, y al ver el nombre de Atsumu en la pantalla, las preguntas comenzaron a agolparse en su mente. No le sorprendía; su compañero de equipo era tan impredecible como predecible. Recibir una llamada del teñido a medianoche era algo típico de Atsumu Miya.
Soltó un suspiro y se preparó para lo que fuera que saldría de los labios de Atsumu. No esperaba buenas palabras, especialmente después de su última interacción, donde le había dejado claro que no quería ser solo amigos —en realidad, él deseaba ser más que eso—, y luego Atsumu había añadido que no quería lidiar con sus cambios de humor.
La relación con Atsumu Miya había sido una montaña rusa en la última semana, al igual que en los meses anteriores. A veces parecía desinteresado, mientras que en otras ocasiones parecía dispuesto a darlo todo por él. Tenía que mantener un equilibrio y no revelar absolutamente nada; debía avanzar con pasos lentos y cautelosos.
—¿Qué quieres? —preguntó al atender la llamada.
—¿Por qué carajos estás siendo tan amable conmigo últimamente?
Al escuchar aquellas palabras salir de los labios de Atsumu, se puso de pie inmediatamente. Su ceño se frunció nuevamente y el pulso de su corazón se aceleró. La voz de Atsumu sonaba arrastrada; podía percibir la rabia en sus palabras y notaba que estaba perdido.