Nullius terra

9 2 0
                                    

Han pasado seis meses desde el nacimiento de Kaisen, el hijo de Tsukishima y Yamaguchi. Un hermoso bebé de 4.6 kg, con un rostro angelical y una salud impecable. Desde el primer momento, Yamaguchi lo amó con todo su ser, dedicándose por completo a cuidarlo. Tsukishima, por su parte, también cumplía su papel como padre, pero de una forma más distante. Siempre había sido una persona fría, y la paternidad no cambió demasiado eso. Aun así, en el fondo, Yamaguchi sabía que Tsukishima quería a Kaisen, aunque nunca lo demostrara con palabras.

El tiempo pasó rápido y, finalmente, llegó el día de su partida a Viena. Sería un viaje oficial, en representación del país, y ambos debían comportarse como la pareja heredera que eran. Aunque su matrimonio no era perfecto, en el ojo público debían ser la imagen de la estabilidad y la elegancia.

En el aeropuerto Narita de Tokio, antes de abordar el avión privado que los llevaría a Austria, la emperatriz los recibió en una sala privada. A pesar de la formalidad del encuentro, su rostro reflejaba cierta preocupación.

Emperatriz: Gracias por hacer esto, significa bastante para nosotros. Antes de que se vayan, quiero recordarles que es imprescindible que actúen como lo que son, el matrimonio heredero. De esto depende mucho. No podemos permitirnos perder relaciones con ninguna nación, especialmente con los estadounidenses, británicos y alemanes.

Tsukishima y Yamaguchi asintieron sin pronunciar palabra. Para Yamaguchi, aquellas palabras representaban un leve alivio. Al menos por unos días, Tsukishima se vería obligado a actuar como si realmente lo amara. Sin embargo, para Tsukishima, esto era solo otra molestia más. Tener que fingir constantemente era agotador, y aunque ya estaba acostumbrado, esta vez el cansancio le pesaba más de lo normal.

Subieron al avión. El secretario privado de Tsukishima, Inuoka, comenzó a detallar el itinerario del viaje.

Inuoka: Entonces, después de aterrizar, los llevaremos al hotel Sacher para que se instalen. Luego, serán conducidos al Palacio del Belvedere, donde tendrán una reunión privada con Yoffe, el embajador ruso. Más tarde, se encontrarán con Santana, el delegado brasileño, y…

Tsukishima: ¿Cuáles son los temas a tratar después de la asamblea?

Interrumpió Tsukishima con voz monótona.
Inuoka revisó sus notas antes de responder.

Inuoka: Después de la asamblea, debe reunirse con el presidente mexicano para renegociar algunos términos del tratado comercial, con el embajador argentino para discutir temas de cooperación bilateral, con el canciller alemán sobre la importación de componentes químicos y con el primer ministro británico. —Hizo una pausa y añadió con incomodidad—: Con él, debe tener especial cuidado, ya que ha mostrado su desprecio por ciertos temas.

Yamaguchi: Dilo como es, con todas las letras.

Dijo con molestia y cruzándose de brazos.
Tsukishima arqueó una ceja, ya molesto por el rumbo de la conversación.

Tsukishima: ¿En serio?

Si Tsukishima debía haberlo sabido esos momentos eran lo que en la guerra llaman Nullius terra, tierra de nadie dónde todo se vale, ya se las cobraría más tarde.

Yamaguchi: ¿Qué? Es solo una palabra, que lo diga.

Inuoka suspiró, claramente irritado.

Inuoka: Señor, no tengo tiempo para eso.

Yamaguchi: ¿Qué? ¿Te avergüenza decirlo?

Inuoka: El escándalo del adulterio, señor.

Dijo finalmente con un tono de fastidio.
Antes de que la conversación escalara, el llanto de Kaisen interrumpió la tensión. Sugawara y Yamaguchi intentaban calmarlo, mientras Tsukishima se frotaba las sienas, sintiendo cómo el estrés del viaje apenas comenzaba.

The Crown (Tsukiyama Teruyama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora