4. Finden Sie mich im Paradies

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Look for me in paradise

– Nadie, jamás, en la vida, me ha humillado así, Charlotte, ¿tienes una idea de cómo demonios me siento?– se quejó Aris de nuevo.

–Sí, Aris, sí sé. Llevas explicándome media hora. Sería imposible que no supiera cómo infiernos te sientes– dijo la pelirroja enfadada despegando la cara de la mesa de la cafetería.

–Sí, uh, lo siento Charlie, es que. ¡AGH!, ese maldito imbécil acaba con mi paciencia demasiado rápido – Aris tenía la cara pegada a la banca tratando de reprimir las lágrimas de frustración.

–Oh, cariño, ¿por qué no lo aceptas y ya? ¿Él te gusta, no? – Dijo ella con seguridad, haciendo que su amigo se enfadara más y se tapara la cara para llorar en paz. –Ok, bien, ignora lo que dije, sólo ignoralo, cariño, ¿si? – Aris comenzó a sollozar haciendo sentir mal a su amiga. –Oh, Aris, ¿Quieres dejar de moquear y mover tu gordo trasero para que vayamos a algún otro lugar para que llores en paz? – le dijo su amiga al oído y Aris asintió. –Bien, vámonos.

Aris se levantó y siguió a su amiga hasta la azotea de la escuela, lugar donde sólo Charlotte tenía acceso por razones desconocidas.

– Ahora sí, ¿me vas a decir por qué tu profundo odio hacía él, Aris? Y no acepto un "no" por respuesta, cariño. Sabes que tengo formas de sacarte la información – dijo la pelirroja haciendo a Aris sentir mal.

– Sólo... Pasaron cosas que no debieron pasar, Charlotte – Aris suspiró resignado. A ella no podía ocultarle las cosas, se criaron juntos. Literalmente. – Él se enteró de mi trabajo y luego me siguió hasta mi casa y después... – omitió la parte de Kyle en su departamento de forma rotunda, eso de veras le avergonzaba. – Después, él hizo cosas en mi loft y luego se quedó a dormir en mi casa. Y ayer fuimos a ver a mamá y... – las lágrimas se deslizaron por sus mejillas. – Ella..., ella estaba siendo el alimento de un vampiro, Charlie, ¡mi mamá era la comida de un vampiro, Charlotte! Todo este tiempo y, ¿sabes qué es lo peor? Lo peor es que el que se la comía es el mismo doctor que me prometió no hacer sufrir más a mamá. Eso es un golpe muy bajo, Charlie – sollozó y Charlotte extendió los brazos para que Aris se acercara a ella.

– ¿Y luego? ¿Por qué estas molesto?

– Porque después de irnos de ahí me llevó a un lugar genial y me mostró cómo canta y es..., Charlie él es..., genial, como no tienes idea. Pero luego una chica pelirroja se le fue encima como una zorra y, pues, um, le dije que se alejara de él y luego él se enojó conmigo y sabes que odio eso y pues me llevó al loft después de eso y salí corriendo y él..., él no hizo  nada, Charlotte. Simplemente..., me dejó ir, Charlie. Y no me gustó cómo se sintió el camino, ¿sabes? Se sentía como si nunca me hubiera visto. Como si, se arrepintiera de todo lo que hicimos, como si dejarme fuera una salida a sus problemas. Se sintió como si fuera un adiós, y no esos de hasta pronto, era de esos que son para siempre...

Charlotte se quedó callada por un largo rato. Ella era prácticamente hermana de Aris, cuando eran niños vivieron juntos hasta que Aris decidió internar a su mamá en ese hospital. Después de eso él se volvió frío y distante de todos y sólo le hablaba a ella pero, de ahí, siempre estaba solo, siempre miraba a todos con asco y emitía un aura que decía: "alejate o verás qué te pasa". No fue hasta que entró a la preparatoria que  dejó su actitud fría y se decidió a cambiar, por su cuenta, sin que nadie se lo pidiera. Y todo iba a bien, hasta esos tres días.

Si Charlotte estaba segura de algo, eso era que no dejaría que nadie le hiciera daño a Aris, se lo prometió a ella misma... Y ahí estaba, tratando de reparar los daños que un chico cualquiera hiso en su querido hermano.

Enamorado de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora