¿Ya nos presentaron? Mi nombre es Ziri.

Capítulo 1. "Vivo después de morir."

Con cada aleteo de sus enormes alas, el aire silbaba y entonaba una deliciosa canción olvidada.
Libertad, libertad, libertad.
Ahora había tiempo, había futuro y había más. Más de todo, menos de poco pero había algo.
Y le encantaba locamente.
El viento rugía a su alrededor, envolviendolo ferozmente. Su rostro se empapaba de vida y familiaridad y se apenó por todas aquellas criaturas que no podían surcar los cielos, qué no habían experimentado lo qué él estaba sintiendo justo ahora. Podría morir ahora, y lo haría completamente feliz.
Aunque ese pensamiento no le gustó del todo, ya qué realmente si había muerto. Había estado haciéndolo desde que había tomado el lugar de Thiago, incapaz de volar y ser feliz.
Estaba agradecido, claro, pero aún había algo qué no salía de su mente del todo.
Se sentía un tanto nostálgico acerca de Karou, como todo buen corazón roto lo estaría, pero no le dolía. Había sido un sentimiento meramente platónico, sin pies ni cabeza. Karou había sido un pedazo de hogar al cual aferrarse, a un recuerdo el cuál él no estaba muy seguro de pertenecer.
No quería vivir más en un mundo de violencia, recuerdos y venganza. Quería vivir en un mundo de paz, futuro y «más».
Libertad, libertad, libertad.
Miró el cielo que se extendía infinitamente, pintando todo de colores pasteles. Rosa, naranja, azul. Hermoso. Eretz era precioso, con sus llanuras salvajes, sus suelos antiguos y peligrosos. Los cazadores de tormentas sonaban a la lejanía, bordeando el horizonte y sus colinas.
Eretz estaba en paz por un buen tiempo.
Miró los suaves rayos del sol, cubriendo todo suavemente de dorado deslumbrante y recordó una cabellera qué se parecía mucho, unos ojos como hielo y unos labios qué parecían contener los secretos de los mundos. Sonrió. Voló con energía renovada, atravesando las nubes matinales y dando vueltas en el aire.
«Liraz» parecía susurrar el mundo. ¿O simplemente era su mente haciéndole una mala jugada? Quizá fuese eso. Cayó en picado y sintió la fuerza de sus propias alas, levantandólo en vilo y dando una vuelta más.
Libertad, libertad, libertad.
Hoy sería un buen día para dejar al pasado atrás y comenzar el futuro.
Voló hacia el sol.